Un año después de la Consulta Popular que rechazó el proyecto La Colosa, de la empresa Anglo Gold Ashanti, habitantes de Cajamarca (Tolima) afirman que pese a algunos impactos económicos que han debido sortear, hoy volverían a tomar la misma decisión.
Por Esteban Montaño Vásquez, Impacto Social, 26 de marzo de 2018, en: semana.com Sostenible. Fotos: en redes sociales.
En una esquina de la plaza principal de Cajamarca cuatro campesinos de sombrero, machete en el cinto y botas pantaneras toman café mientras conversan. Frente a ellos, tres mujeres, dos de ellas con bebés en sus brazos, esperan sentadas a que se complete el cupo en el todo terreno que las llevará a su vereda. Entretanto, el conductor acomoda en el techo varios bultos blancos cargados con los alimentos que ellas acaban de comprar.
El ir y venir de carros y personas es mayor que de costumbre porque es sábado víspera de Semana Santa. Por eso, además de los clientes de siempre, los negocios que rodean el parque también están ocupados por decenas de viajeros que se detienen antes o después de cruzar el Alto de la Línea. La aglomeración forma un agite que le confiere un aire vital a Cajamarca. Cualquier desprevenido lo vería como un pueblo en movimiento.
De ahí que resulte difícil pensar que la cotidianidad de este municipio tolimense, conocido por ser una de las principales despensas agrícolas del centro del país, se haya visto afectada por la histórica decisión que tomó hoy hace exactamente un año. En una votación arrolladora, el 97 por ciento de las 6.100 personas que participaron en la Consulta Popular sobre el proyecto minero La Colosa le dijeron ‘No’ a la construcción en su territorio de la que habría sido una de las explotaciones de oro a cielo abierto más grandes del mundo.
Ese 26 de marzo de 2017, apenas se conocieron los resultados, las calles del pueblo se convirtieron en el escenario de un carnaval que celebraba una histórica victoria contra la locomotora minero-energética impulsada vigorosamente por todos los gobiernos en los últimos 20 años. Por unas horas, Cajamarca fue el epicentro de una revolución pacífica que afirmaba que el agua vale más que el oro, y en cuya narrativa era preferible la vida a la construcción de una mina, por más riqueza que prometiera.
Al día siguiente, sin embargo, superada la embriaguez del triunfo en la Consulta, en el pueblo también empezó a rondar cierta tensión, como una sensación agridulce porque no iba a ser tan sencillo que todo volviera a la normalidad. Al fin y al cabo, la empresa AngloGold Ashanti, dueña de La Colosa, estuvo radicada en Cajamarca durante 14 años. En ese tiempo se convirtió en un actor económico relevante en el municipio, y su salida repentina tendría repercusiones palpables en la vida de la gente.
La vida sigue
Dentro de su local de zapatos y ropa ubicado en una de las calles de la plaza principal, Don Jorge se ríe cuando le preguntan si está arrepentido por haber rechazado el proyecto minero, y luego emite su réplica: “A mí eso nunca me sirvió para nada. No les vendí un par de zapatos a los que trabajaban en la mina. Siempre que les pagaban, se iban para Ibagué o Armenia a gastarse la plata. Mis clientes siguen siendo los mismos de siempre: los campesinos y la gente del pueblo”.
Con menos vehemencia Yamile, vecina de don Jorge en un negocio dedicado al arreglo de electrodomésticos, dice que a ella la salida de AngloGold no la ha afectado “porque si a alguien se le daña la licuadora igual tiene que venir a repararla”. Sin embargo, afirma que debido a los resultados de la Consulta aumentó el desempleo en el municipio y muchos de los antiguos trabajadores de la empresa no han logrado ubicarse en otros sitios.
Germán Cárdenas es un abogado cajamarcuno que tiene una oficina de consultoría legal frente al local de Yamile. Él coincide con la comerciante en que el No a La Colosa tuvo un impacto en el empleo. Sin embargo, dice que eso hace parte de un proceso paulatino de adaptación a las nuevas circunstancias. “En ese aspecto también hay que tener en cuenta consecuencias positivas como la reducción en el costo de vida que se había disparado por la presencia de la empresa”, asegura.
Cárdenas y Yamile coinciden en que de todas formas Cajamarca siempre ha sido un pueblo agrícola y ese es el camino que decidieron fortalecer cuando rechazaron a La Colosa. “Esta es una despensa agrícola que siempre ha funcionado sin minería. Lo que se necesita es un gobierno que impulse esa vocación para que sea cada vez más próspera”, propone el primero. “Más que pedir que regrese la empresa, debemos exigirle al alcalde que promueva iniciativas para todos los habitantes, y no únicamente para su grupo”, remata la segunda.
‘Orocacha’: “nuestro verdadero oro es la arracacha”
Bernaín Vargas recibe a todos los visitantes a su finca con una amplia sonrisa y una buena porción de la exquisita torta de arracacha que prepara su esposa. Su predio, ubicado en las goteras de una de las inmensas montañas que rodean a Cajamarca, está principalmente dedicado al cultivo de este tubérculo con el que sienten una conexión profunda: “fue gracias a él que mis padres consiguieron este terreno y que nosotros podemos mantener a nuestros tres hijos”, dice.
Vargas fue una de las cabezas del movimiento que lideró la Consulta Popular que rechazó la minería en Cajamarca. Sus razones se conservan intactas un año después de las históricas votaciones: “Es mentira que esa actividad traiga el progreso que prometen. Muchos amigos se fueron a probar suerte a las minas de esmeraldas de Muzo, en Boyacá, y llegaron más pobres de lo que salieron. ‘Eso es pan para hoy y hambre para mañana’, como dice mi papá”.
“La arracacha, en cambio, con sus sube y baja ha sido el sustento de este pueblo por muchos años”, continúa Bernaín. Luego calcula que en Cajamarca hay al menos 5.000 hectáreas sembradas con este alimento y que diariamente salen 1.500 bultos hacia los acopios de ciudades como Cali y Bogotá. Esas dimensiones convierten a este municipio en uno de los principales productores del Tolima y de Colombia, un potencial que campesinos como él han podido capitalizar luego de la Consulta.
La arracacha que produce en su finca, así como la de los 20 miembros de su asociación, se prepara en las cocinas de la reconocida cadena de restaurantes Crepes and Waffles. Gracias a un acuerdo logrado el año pasado, semanalmente tienen que enviar entre 500 y 700 kilos hacia Bogotá, por los que reciben el doble del valor al que se paga este alimento en Corabastos. “Cuando los dueños del restaurante vinieron a hacer la negociación nos dijeron que el verdadero nombre de la arracacha debería ser ‘orocacha’, por su color amarillo y porque es la verdadera riqueza de esta región”, recuerda Vargas.
Sin embargo el líder campesino reconoce que su caso es excepcional porque en Cajamarca la actividad agrícola enfrenta las mismas problemáticas que en cualquier parte del país: malas carreteras, comercio injusto, degradación del suelo por el uso indiscriminado de agroquímicos e impactos crecientes del Cambio Climático. “Uno se juega la vida en cada cosecha y cada vez es más difícil. Pero seguimos acá porque no nos falta la comida y por eso amamos esta tierra”.
¿Adiós definitivo?
Aunque hace un año Cajamarca le dio un No rotundo al proyecto La Colosa, todavía no está asegurado que ese veredicto sea definitivo. En el Concejo Municipal, que es el encargado de materializar los resultados, aún no se expide un nuevo Esquema de Ordenamiento Territorial blindado explícitamente frente a estas actividades. Según Róbinson Mejía, vocero del Comité Ambiental y Campesino de Cajamarca, “es probable que ese objetivo no se alcance durante la actual administración, pues primero hay que volver a caracterizar todo el territorio y eso tarda algún tiempo”.
Por otra parte, los títulos mineros aún permanecen en poder de la empresa, que no se quiso manifestar sobre el proceso de devolución. Sobre el impacto económico de su salida, AngloGold afirmó que tras los resultados de la Consulta tuvo que despedir a 300 personas entre empleados, contratistas y proveedores. Así mismo, que las inversiones sociales que estaba realizando en el municipio, que entre 2010 y 2016 sumaron más de 6.000 millones, quedaron congeladas indefinidamente.
En entrevista para el diario Portafolio, el alcalde Pedro Pablo Marín afirmó hace unas semanas que el municipio había dejado de recibir 100 millones de pesos por concepto de impuestos y que al menos 2.000 millones de pesos dejaron de circular en la economía por cuenta de los despidos. "Los proyectos de infraestructura para educación, salud y vivienda del municipio están paralizados", explicó en ese momento.
Semana Sostenible quiso conocer las estrategias que está implementando desde su administración para enfrentar las consecuencias económicas de la salida de la empresa, pero hasta el momento de la publicación de este artículo no había respondido a las llamadas ni a los mensajes que se le dejaron. Por tanto, tampoco se conoce su posición sobre el futuro del proyecto.
Sobre este último punto, AngloGold ratificó la respuesta que emitió hace un año luego de las votaciones: “Diversas razones que van desde lo institucional, lo político, y particularmente lo social con la Consulta, nos obligaron a tomar la decisión de detener todas las actividades en el proyecto y con ello el empleo y la inversión, mientras se le da certeza a la actividad minera en el país y en el Tolima”, afirmó en ese momento a través de un comunicado de prensa.
Por eso, habitantes como Yamile temen que la posibilidad de que se construya una mina de oro a cielo abierto en su municipio aún permanezca abierta. “Sería muy complicado que la empresa regresara luego de le dijimos que no queremos ese proyecto. A pesar de que sí ha tenido un impacto, no me arrepiento de haber votado en la Consulta. Yo he visto muchos reportajes que muestran que los pueblos mineros son demasiado pobres. Por eso si me volvieran a preguntar, no dudaría por un segundo en volver a decirle no a la minería”.
Publicado en:
http://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/cajamarca-tolima-le-dice-no-a-la-mineria-y-no-se-arrepiente/39755
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Entre incertidumbre y esperanza: un año de la consulta minera en Cajamarca
Por RCN Radio, Región Central, 26 de marzo de 2018 - 11:38 a.m.
Hace un año, un 97,92% de los votantes rechazaron la extracción de oro a cielo abierto en su municipio.
Hace un año, 6.165 habitantes de Cajamarca, un 97,92% de los votantes, rechazaron la extracción de oro a cielo abierto en su municipio, sólo 76 personas dijeron que sí, de una población de 20 mil habitantes que tienen esta región considerada “la despensa agrícola de Colombia”.
Un año después se percibe en Cajamarca un ambiente tranquilo, entre semana parece desolado, contrario a lo que pasaba antes cuando funcionaba la mina. La consulta ha divido aún más a sus habitantes: los campesinos agricultores que toda la vida han vivido de lo que le da la tierra, los comerciantes que crecieron y aumentaron sus ventas con la mina, la administración municipal que considera que la consulta empobreció al municipio y los ambientalistas y promotores que ganaron, pero temen que no se respete la voluntad popular.
El proyecto de la mina 'La Colosa' en Cajamarca posee el yacimiento de oro más grande del mundo con 26,8 millones de onzas de recurso inferido. La compañía de origen sudafricano AngloGold Ashanti tiene los derechos y adelantaba desde hace varios años el proceso de exploración que iba avanzado.
RCN Radio estuvo en el lugar y habló con voceros de todos los sectores, Jorge Bermúdez, se dedica a la siembra de arracacha, fríjol, verduras y maíz, dice que el pueblo sigue normal, “no veo que nada haya cambiado, la mayoría ganó”.
Daniela Martínez atiende un quiosco en la plaza central de Cajamarca, donde se venden productos de la Asociación de Productores de Cajamarca, ‘Apacra’, pertenecientes al cañón de Anaime, como arequipes y tortas de arracacha y zanahoria, galletas de chacha fruto, arequipe de café, guineos, entre otros. Dice que después de la consulta “hasta el momento todo está muy bien, el empleo ha sido un poco escaso, pero seguimos en la lucha de conservar los recursos naturales”.
Eduardo Bonilla señala que cuando estuvo la mina dio aportes muy pequeños, “un aporte debe ser un proyecto de agua tratada, acueducto y alcantarillado, y no aportes de agua tibia, ellos se llevan toda la plata y el pueblo queda acabado”. Acota que es mentira que la explotación del oro iba a traer progreso, “la mina que dejan es la ruina en los pueblos, se llevan la plata y dejan los pueblos arruinados. Cajamarca es la despensa agrícola de Colombia y lástima que todos los gobiernos la han tenido abandonada y los alcaldes han sido incapaces de conseguir proyectos para nuestro pueblo “, sostiene airado el campesino.
Selfino Rojas, indica que el pueblo está igual que hace años, “ahora toca trabajar igual, con la mina o sin la mina nos tocaba trabajar lo mismo”. Se queja porque fue a solicitar ayuda y no le dieron nada, “le daban ayudas a los que tienen, pero a uno que es pobre no le dan nada”. Agrega que si quieren sacar el oro algún día, “lo sacarán porque a la gente lo que le interés es la plata”.
Los comerciantes de Cajamarca aparentemente son los más perjudicados por la parálisis de la mina de La Colosa.
Ubaldina Montañez, es dueña de uno de los hoteles en Cajamarca, cuenta que cuando funcionaba el proyecto, ella generaba unos 20 empleos directos con el hotel, 10 informales y toda la cadena que se desprende del servicio de alojamiento y gastronomía con todos los proveedores.
“En este momento estamos sosteniendo dos empleos y haciendo de todo nosotros, no lo hemos cerrado porque de eso vivimos, pero nos vemos obligados a la informalidad y a no continuar con una empresa sólida”.
Don Campo Elías tiene una fama de carne en Cajamarca, dice que el comercio ha bajado y los arriendo también, “había mucha casa habitada y ahora están desocupadas, la despensa agrícola también se ha reducido porque mucha gente se había ido a trabajar a la mina y estaban dejando sólo el campo”.
Henry Pineda es el periodista del municipio, durante muchos años ha sido el reportero de Cajamarca dice que faltó más presencia del gobierno nacional para que ilustrara que podía pasar con la mina, “no dio luces que aclaran de que podía pasar a favor y en contra, el decreto ya fue expedido, no se puede realizar ningún tipo de índole minero, después de eso muchas personas quedaron desempleadas, sigue la incertidumbre. Ahora la pregunta es ¿qué va a pasar con el proyecto de La Colosa, uno de los proyectos mineros más grandes del mundo?.
Juan Pablo Peralta es el Secretario de Planeación de Cajamarca, considera que la consulta empobreció a la población. Dice que se evidencia un fenómeno negativo en cuanto a la dinámica socio económica del municipio. “La empresa minera en el año 2007 y llegó a tener un pico laboral de 100 personas trabajando, lo que es bastante significativo en la dinámica socio económica, dejó de circular en su mejor momento cerca de 2 mil millones de pesos mensuales, en la economía que movían el comercio y el tema inmobiliaria. Hoy los establecimientos de comercios se fueron a pique, mucha de las personas que vivían de los arrendamientos en zona urbana les ha ido muy mal, han tenido que bajar al 50 por ciento el costo de los arrendamientos”.
Peralta añadió que La empresa Anglo Gold Ashanti también estaba haciendo una serie de desarrollos para el fortalecimiento de vocaciones productivas en el sector agrícola del municipio.
Edwar Amaya es el jefe de asuntos corporativos de la Anglo Gold Ashanti, dice que además de la consulta fueron diversas la razones que llevaron al retiro de la empresa de Cajamarca. “Desde lo institucional, lo social y la político, lo que implica, suspender el empleo, la inversión, mientras que se da la certeza a la actividad minera en Colombia”.
Amaya subraya que Un año después de la consulta minera del proyecto de La Colosa, las cosas siguen igual y seguimos trabajando en la búsqueda de un dialogo constructivo y sincero. “Aceptamos que las comunidades son parte fundamental del debate, deben convertirse en promotores de desarrollo para la regiones, pero debemos ver también la minería responsable con otros ojos, la que produce miles millones en ingresos de regalías para la salud, la educación en la región, ese diálogo es necesario pero mientras no se de, estamos en circunstancias como las que vivimos actualmente en Cajamarca”, enfatiza el vocero de la minera.
Julio Vargas, uno de los promotores de la consulta minera en Cajamarca reafirma su posición, pero teme que en el futuro se desconozca la voluntad popular. “Seguimos sosteniendo esa posición, de que somos la despensa agrícola de Colombia; la defendemos porque tenemos unas fuentes hídricas muy importantes como lo es la cuenca mayor del Río Coello que baña buen parte del departamento del Tolima”.
Resalta que la consulta permitió blindar el territorio de la gran minería, “vemos el potencial económico del municipio se encuentra en el sector agropecuario y en impulsar nuevas fuentes económicas como el ecoturismo, alternativas de desarrollo armonizadas con el medio ambiente, pero nos preocupa la posición del actual alcalde de Cajamarca que manifiesta que esa consulta popular lo que provocó fue una crisis económica en el municipio y que se debe permitir que se haga la minería ”.
Fuente: Por Jairo Tarazona, en: RCN Radio, 26 de marzo de 2018 - 11:38 a.m.
Publicado en:
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Fuente: sostenibilidad.semana.com