No se trata de librarse por completo del estrés, sino de suavizarlo. La ausencia de estrés es nociva, pero un estrés excesivo también puede matarnos prematuramente.
Según Michael Olpin y Sam Bracken, autores del libro ‘Relájese. Los 7 Paradigmas para liberarse del estrés de la gente altamente efectiva’, un nivel óptimo de estrés significa que se está haciendo lo que se tiene que hacer, pero sin quee este ataque al organismo.
El cortisol, hormona del estrés, eleva la tensión arterial, deprime el sistema inmunitario, reduce la densidad muscular y ósea y ataca las neuronas del hipocampo, el centro cerebral de la memoria y de las emociones y aumenta la grasa abdominal.
Proactividad en vez de reactividad
La mayoría de personas reaccionan ante los estímulos inductores de estrés como si no hubiera otra opción que estresarse. Es el paradigma de la reactividad.
Es mejor adoptar una actitud proactiva hacia el estrés y prepararse para evitarlo.
Michael Olpin, director del Centro de Reducción del Estrés y Sam Bracken, director editorial de Medios Globales de Franklin Covey Co, dicen que una persona debe asumir el control sobre su vida en vez de dejar que fuerzas externas la controlen.
Inspiración en lugar de desmotivación
Las personas estresadas suelen carecer de visión o de propósito, de la noción del objetivo por el que están trabajando (o si lo tuvieron alguna vez, lo han perdido en el ajetreo diario).
Ellos esperan que una fuerza externa los motive. Con el paradigma de la inspiración, se crea un propio objetivo mental que no se pierde de vista.
Al sentirse profundamente comprometidas con su visión, las personas que se valen de la inspiración no experimentan la desesperanza que sufren tantas personas estresadas.
Presiones no, prioridades sí
Quienes viven estresados siempre se están quejando de lo abrumados que están por todas las tareas que tienen por hacer. Viven con el paradigma de la presión: sufren presión, viven bajo presión y están aplastados por esta.
Con el paradigma de las prioridades, en cambio, se fijan unas cuantas prioridades importantes y se deja en espera todo lo
demás que no es tan urgente.
Así que ya no hay demasiadas cosas que hacer. Y es la persona, nadie más, quien decide dónde invertir el tiempo y la energía.
Del acoso a la armonía
La gente estresada suele quejarse siempre de que los demás los
acosan.
Los británicos lo llaman ‘aggro’ (viene de la palabra aggravation)
y los franceses ‘embêtement’ y es algo que los demás nos hacen.
Pero si se cambia por el paradigma de la armonía, la persona no va a pensar que la acosan, sino que va a ir siempre en busca del beneficio mutuo (con otros), de la armonía que surge cuando todo el mundo “gana”, incluido el individuo que antes se estresaba y le echaba la culpa
a los demás de todo.
De la ansiedad a la empatía
¿Ha escuchado que frecuentemente se usa el término ‘malentendidos’ para describir una pelea, una vez esta ha quedado atrás?
Gran parte del estrés que experimentan las personas se debe a malentendidos. Las personas estresadas se encierran en sí mismas y eso las hace más propensas a la depresión e incrementa las probabilidades de enfermedades cardiacas, ictus y diabetes.
Cuando se tiene el paradigma de la empatía se entiende a los demás, lo que piensan, lo que sienten, y se elimina la tensión de una relación.
Diversidad, no desconfianza
En los medios de comunicación cada vez se grita más y el sectarismo desconfiado y la intolerancia a la diferencia parecen ir en aumento.
Las personas intentan superar las épocas estresantes poniéndose a la defensiva, con lo que, irónicamente, sólo consiguen estresarse más.
Por el contrario, con el paradigma de la diversidad se da cabida a las personas con opiniones y aportes distintos a los nuestros. Cuando se capitaliza la diferencia, en lugar de defenderse de ella se generan soluciones creativas a problemas estresantes.
Tranquilidad y no tensión
Las personas cuyo botón del estrés está siempre encendido, necesitan habilidades que les permitan apagarlo.
El proceso para liberarse del estrés dura unas diez semanas. Esto sucede porque, según los investigadores del programa de epidemiología y salud pública de la Universidad de Londres, se tarda un promedio de sesenta y seis días en adquirir un hábito nuevo.
A no ser que adquiera hábitos nuevos, lo más probable es que siga estresado.Deshacerse del estrés le dará libertad para ser quien es.
Síntomas de estrés
Dolor de cabeza
Cansancio
Tensión
Ansiedad, preocupación
Dificultad para conciliar el sueño
Otras alteraciones del sueño
Irritabilidad
Tensión muscular, dolor en las cervicales, dolor de espalda
Ataques de ira o de hostilidad
Aburrimiento
Comer en exceso o demasiado poco
Diarrea, gases, calambres, estomacales, estreñimiento
Depresión
Fuente: www.elpais.com.co