Pocas cosas nos convocan a los pastenses; una de ellas es la calle de El Colorado. Famosa y querida por su significado histórico y su connotación sociológica y psicológica para nuestro pueblo. No es necesario entrar en pormenores ni generar mayores comentarios al respecto.
Pero si quiero referirme a la infamia denunciada por vecinos del sector que elevan su voz para reclamar respeto por este patrimonio arquitectónico que suscita el fervor de los propios de esta ciudad. Menos, parece, para funcionarios de la administración municipal y para la Curaduría Uno de Pasto, que autorizó la demolición de una de sus casas sin contemplación alguna. Considero que se debe realizar un juicio público para que esta afrenta no quede impune. Y diré las razones.
En el mes de enero de 2019 los integrantes del Centro de Pensamiento Libre, seccional Pasto, realizamos una petición a la alcaldía municipal de Pasto en el sentido de que se declare a la calle de El Colorado como un patrimonio. La respuesta se traslada a la Academia Nariñense de Historia, que en oficio de febrero 18 de 2018 expresa que “La Academia nariñense de Historia establece de manera puntual: conocida también como “La calle de las sastrerías” o “Calle Comercial”, la Calle de El Colorado, ubicada en la actual carrera 23, entre calles 13 y 15, no puede ser declarada como “Patrimonio por una razón de peso: ya es de carácter patrimonial, al ser parte del Centro Histórico de San Juan de Pasto, a su vez parte integral del sector 3 o Santiago….”. Y se hace la delimitación.
En uno de sus apartes la Academia Nariñense de Historia también expresa que “La Calle del Colorado, de gran significado arquitectónico y cultural, brinda un referente notable en la historia urbana de San Juan de Pasto, y que vale la pena preservar en su valor patrimonial al ser parte del centro histórico de la urbe, por ser emblema de la ciudad…”.
Con lo dicho bastaría para que se considere una afrenta para la ciudad la destrucción de una de los sectores más emblemáticos y de mayor carga histórica y psicológica. La pregunta lógica es, si la Calle de El Colorado ya es un patrimonio y un referente notable en la ciudad de Pasto, cómo se permite su destrucción. ¿Qué tipo de delitos cometen los funcionarios que autorizan este tipo de atrocidades? ¿Qué sanciones deben aplicarse en casos como este? Muy claro lo dice la Academia de Historia de Nariño.
Pero es también lamentable que funcionarios de la administración municipal, concretamente de la Oficina de Control Físico, al ser consultados sobre el tema se limiten a decir que “Efectivamente, el día de hoy se atendió ese asunto, pero es difícil hay ocasiones en las que aprueban ese tipo de cosas”. Ignorancia supina y crasa que denota desconocimiento en el ejercicio de sus funciones y negligencia total. Duele que ocurran hechos de esta naturaleza, que impávidos veamos como nuestro patrimonio es demolido y vendido o tirado como escombros.
San Juan de Pasto es una ciudad hidalga, culta y noble. Y los pastenses gente que sabemos defender lo nuestro, que rompe su silencio cuando las circunstancias lo exigen. Y esta es una de ellas, y con sobrada razón. Este es un llamado para que hagamos causa común, para que rompamos ese mutismo que ha permitido tantas ignominias. Elevo mi voz, y se que no solitaria, pues en esta ocasión han tocado lo más sagrado de nuestro ser, esa calle no es un simple cúmulo de concreto, es la esencia viva de un pueblo herido en su misma historia, la constancia firme de que a pesar de los embates y las derrotas nuestro pueblo fue victorioso por cuanto supo mantener la dignidad en medio de sus propios miedos y horrores.