MARCO LOPEZ. Voceador de periódicos, buscavidas, trabajador informal, afectado directo y de gravedad por el covid19.
Encontramos a don Marco López en una calle de la ciudad de San juan de Pasto tratando de vender algunos periódicos que le permitan subsistir con algún decoro en estos días en que el pan escasea y los huevos son apenas un recuerdo.
Sus lágrimas lo dicen todo, durante este día apenas ha vendidos unos cuatro o cinco periódicos, pues la gente "no compra el diario porque ni siquiera salen a las calles". Su voz se vuelve angosta, se corta en cada siseo, se adelgaza y toma un matiz triste y doloroso.
Nos cuenta que en días buenos vendía hasta veinticinco periodicos, lo que le permitía pagar su arrendamiento de una pequeña pieza en la cual vive con uno de sus hermanos enfermo y para "la cucharada diaria", que si bien no era abundante, por lo menos era fija.
Pero ahora ya nadie compra y "Ya debo un mes de la pieza" y eso no me lo perdonan. Por esta razón y a pesar de lo duro de su trabajo en las actuales circunstancias, sale diariamente en busca de un cliente que le adquiera un "periodiquito aunque sea".
Al ofrecerle un refresco y una galleta sus ojos se iluminan, su rostro se transforma y su voz se llena de palabras colmadas de agradecimiento y gratitud. Es uno más de tantos millones de colombianos que en virtud de la pandemia covid19 perdieron lo poco que tenían. Sin ayuda alguna, sin subsidios, sin salario fijo, , sin ayuda oficial "por cuanto no tengo celular y no me inscribieron en esos programas de ayuda al viejito...", y "una vez que fueron a otra pieza en que vivía no me dieron la ayuda porque tenía un radio y un televisor....". Nos dice don Marco que "Gracias a Diario del Sur he podido sobrevivir y mantenerme...". Nos cuenta don Marco López que vendiendo sus periódicos, por más de cuarenta años, ha logrado sobrevivir con algún decoro y sin aguantar mucha hambre.
Ese radio y ese televisor son sus únicas propiedades en esta vida, su trabajo humilde y sencillo no le ha permitido acumular o adquirir riquezas materiales. Pero con eso ha vivido feliz y ha sido más que suficiente. Pero con "la llegada de ese maldito animal (covid19)" mi vida cambió. Ya no "consigo ni para el pan y sin ayudas de nadies como que la veo muy negra...".
Hoy la invitación a mis lectores tiene un interés: ayudemos a don Marco Lopez, obsquiemole un pequeño mercadito y unas cuantas bolsas de leche, y agregado a ello un fraternal saludo de hermanos en esta Tierra que a todos nos acoge por igual.
Don Marco López vive en la calle 21 A No. 31 C 33 Las cuadras. Seguramente a usted le sobra un enlatado, una libra de arroz, unas papas o un comestible. Visitelo, brindele una sonrisa, hágale sentir su condición de humano y de persona.
Personajes como don Marco López nos permiten entender la grandeza del espíritu humano, de esa condición invencible de los seres humildes que no se dejan amilanar ni siquiera ante las adversidades más portentosas y que siempre caminan con una sonrisa a flor de labios.
Esa resiliencia los vuelve ejemplo y paradigma para la humanidad, para esos miles de trabajadores que lo han perdido todo, pero que no se han dado por vencidos en la batalla de la vida.
No se puede vencer a quien jamás se rinde. Y don Marco López es uno de ellos, de esos seres que se levantan para hacer de su existencia un milagro cotidiano.
Nada nos cuesta visitarlo, retribuir en algo su presencia en esta Tierra que es de todos nuestra.
Un saludo de solidaridad a don Marco López, ese humilde hombre que merced a su espíritu se constituye en un modelo a seguir e imitar.