(Jesús Quintanilla Osorio).
Este año 2022, con su volcán de Tonga y su maremoto, y la muerte de personas ilustres apenas trascendiendo el año, también tiene sus pesos específicos.
La lucha por la gubernatura del estado, empezará a sacar a flote las intenciones reales de quienes buscan el poder.
Se dice que Palazuelos está ofreciendo a Chetumal un cambio. Sinceramente nadie se ha ocupado de Chetumal, y solo hemos visto desfilar promesas de campañas que ahí se quedan.
Esta ciudad requiere de un cambio de mentalidad de quienes la gobiernen. Aunque tiene el potencial de ser un importante corredor turístico con las zonas arqueologicas como Oxtankah y Konhunlich, y podría detonsarse su desarollo, a nadie se la ha ocurrido darle un rostro nuevo y cada tres o seis años, vemos desfilar a los candidatos de los diversos partidos, sin que nada ocurra.
Y la ciudad se va hundiendo cada vez más.
La pugna politica es la de siempre, con sus patadas bajo la mesa, sus traiciones y sus falsedades. A la hora de la hora, solo se ve a los mismos desfilar, ofreciendo una torta y un agua para ganarse el voto por una canasta básica, cuando el hambre pulula en las calles, y el 60 por ciento de los chetumaleños, viven de la informalidad.
La sombra de la inercia hunde a Chetumal en el marasmo de la arbitrariedad.