Para efecto del presente artículo, debemos entender que las cifras dadas están en miles de millones, y este es un dato no menor si deseamos entender el ideal del funcionamiento de la economía, el mal uso de los recursos del estado y la economía familiar.
Los datos siguientes, según la Contraloría General de La República, nos dice que en los últimos años el promedio de pérdidas de recursos por actos de corrupción bordean los 25 mil millones anuales, en el año 2017 el cálculo estimado por la CGR fue de un poco más de 22 mil millones de soles, para el 2018 este monto se incrementó en mil millones, pasando a 23 mil millones de soles las perdidas por actos de corrupción, para el año 2019 las perdidas por corrupción fueron 23, 300 millones, para el cierre del 2020 las perdidas tuvo una suma de S/. 22,059 183 058. Para el 2021 las pérdidas fueron de 24,262 964 827 y cerramos el 2022 con casi 25 mil millones de soles de perdidas por actos de corrupción.
Esto sin tomar en cuenta lo que algunos pliegos presupuestales devuelven al tesoro público por incapacidad de gasto que llegan hasta el 60% del presupuesto como son el Ministerio de Educación o el Ministerio de Salud (que lo veremos en un artículo dedicado a ellos)
Pero regresando a nuestro tema, podemos realizar algunas afirmaciones, podemos deducir de lo leído que: 1.- el estado recauda demasiado y 2.- el estado ni es buen gastador y menos buen inversor. La pregunta sería, ¿qué pasaría si esos 23 mil millones de soles en promedio se pudiesen quedar en los bolsillos de las familias? Es un hecho que la economía familiar sería dinámica, se ampliaría el consumo a través de la demanda y por tanto obligaría a las unidades de producción a la contratación de una mayor mano de obra y una mayor demanda de todos los factores de producción. ¿Quién mejor para saber cómo gastar que las propias familias?, solamente si consideramos el incremento en el gasto de la construcción, la economía se haría mucho más dinámica, un mayor consumo de agregados de materiales para la construcción implica reactivar la economía de forma eficiente y efectiva, si a eso le agregamos una mayor demanda de alimentos, podemos deducir su impacto en la agricultura, la pesca, los servicios de salud y educación.