teos y agnósticos se debaten y deben conformarse a diario frente a millones de creyentes de ideologías religiosas, respecto al respeto que les exigen tener hacia una existencia personal de una especie colectiva que está siendo marcada por destinos signados, teniendo incluso que callar sus fundamentos, desvariando sobre una realidad única e incapaz de entregar permisos, visados o pasaportes dizque para viajar y llegar a otras dimensiones con tal de seguir existiendo, lo cual implica necesariamente un trasbordo de almas, esencias y creencias, después que los organismos dejan de funcionar, se enfrentan ante un escenario recurrente por parte de seres sometidos al temor y al vacío de la nada material, luego de haber tenido que acumular riquezas o miserias durante sus vidas, además que nadie que haya muerto a revertido la descomposición biológica, para así poder darle lógica a cualquiera de las versiones que hay sobre una situación exclusivamente basada en escrituras cuestionables e incontrastables, evidenciando un espacio lleno de dolientes y malquerientes que dejan transcurrir sus existencias en total resignación ante seres vivos que se apropiaron de las falsas fantasías para imponer la sumisión, mientras que la realidad demuestra con hechos los engaños ante las miradas de fieles que no quieren dejar de creer en esas teorías.