riosos personajes, empoderados por una enorme apatía colectiva, exhibida y demostrada todo el tiempo por el resto, enfrentan embistiendo violentamente a las sociedades que han perdido todo vestigio del ímpetu que oculto tienen sin usarlo, y poder entonces atajar los desaforados y desproporcionados ataques terroristas por parte de esos inmorales antisociales, auto declarados propietarios del hacer lo que les venga en gana, frente de una indolencia general, que sin embargo no les da autoridad ni permiso para actuar de la forma autoritaria como lo hacen, asesinando a los pocos opositores, que aún así persisten apegados a las leyes humanas, naturales y universales, por más estado de latencia en que se encuentren.