Argentina arrancó pésimo ante Túnez pero reaccionó de la mano de Emanuel Ginóbili y terminó festejando con amplio margen por 92 a 69. El goleador fue Manu, con 24 puntos. El sábado, ante Nigeria.
La Selección se recompuso de un inicio nefasto, tomó el protagonismo que el trámite le exigía y finalmente derrotó con comodidad a Túnez por 92 a 69. La rompió Campazzo, quien jugó prácticamente todo el partido por la ausencia forzada de Prigioni (cólico renal), y también Ginóbili, quien puso la cara en el peor momento. El sábado, ante Nigeria, el cuarto encuentro.
Argentina arrancó de la peor manera posible: dormida, parsimoniosa, displicente en defensa y previsible en ataque. Y lo pagó de inmediato. Porque este no es un plantel al que le sobre mucho, entonces las falencias, cuando se potencian, tienen su efecto instantáneo. Conclusión: primer cuarto 14 puntos abajo (28-14). Hasta que apareció Ginóbili y se terminaron los problemas. Manu pidió compromiso a sus compañeros y se adueñó del protagonismo del partido. Anotó 15 puntos en el segundo chico y lideró un parcial de 15-0 para el conjunto de Lamas que permitió emparejar el juego y devolver la tranquilidad.
Tras el descanso, el equipo de Lamas creció como tal. Y se adueñó definitivamente del trámite con otro buen tramo ofensivo de Manu, la aparición necesaria de Delfino (no así la de Nocioni, que quedó en deuda) y la conducción correcta y sólida de Campazzo. Llegó a sacar 19 (65-46) para, por fin, poder darle espacio a la rotación. En los últimos diez minutos, Argentina le puso el moño con un buen trabajo de Campazzo (terminó con 12 puntos, nueve rebotes y siete asistencias) y una mayor circulación del balón. El final, con la gente cantando, tuvo poco que ver con el comienzo. Pero vino bien recuperar la sonrisa. Como para mirar el futuro con otra perspectiva
Fuente: www.ole.com.ar