Yunaisy Rodríguez, se infectó con VIH, se enteró durante un control rutinario en el Policlínico Bernardo Posse en La Habana (Cuba) pero quería tener otro hijo.
"Yo me enfermé, (pero) con mi pareja quisimos tener otro niño y gracias a Dios y con la ayuda de mis médicos, mi niñito está sanito", cuenta Rodríguez.
Rodríguez es una de las 2.600 mujeres de entre 15 y 49 años que viven con VIH en Cuba, aunque gracias al tratamiento que ha recibido no ha contagiado el virus a su bebé.
Para evitar la transmisión siguió un protocolo que incluyó recetarle un tratamiento con antirretrovirales durante el embarazo. Se le recomendó y aceptó someterse a una cesárea y reemplazó la leche materna por una de fórmula durante lactancia. El bebé también recibió medicamentos hasta que cumplió el año y medio. Y el resultado no pudo ser mejor.
En condiciones normales, la lactancia materna es el mejor modo de alimentar a los niños menores de un año. Sin embargo, una mujer infectada por el VIH puede transmitir el virus al bebé durante el embarazo, el parto o la lactancia. Aun así, la lactancia natural, especialmente la temprana y exclusiva, es uno de los factores más decisivos para mejorar la supervivencia de un niño.
El problema ha sido encontrar un equilibrio entre el riesgo de que el lactante adquiera el VIH a través de la lactancia materna y el riesgo mayor de fallecimiento por otras causas distintas del VIH, en particular la malnutrición y las enfermedades graves como la diarrea o la neumonía, de los bebés que no se alimentan con la leche materna.
En los últimos años se ha acumulado un gran caudal de datos científicos sobre el VIH y la alimentación del lactante que indican que la administración de medicamentos antirretrovirales a una madre infectada por el VIH o a un bebé expuesto al virus puede reducir significativamente el riesgo de transmisión del VIH por medio de la lactancia natural.
Menos de dos de cada cien niños de madres portadoras nacieron con el virus de VIH en Cuba durante los últimos tres años, una cifra tan baja que hace que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considere la transmisión eliminada, convirtiéndose en el primer país del mundo en lograrlo.
La sífilis también
En cuanto a la sífilis, en la década de los 90 se alcanzaron en Cuba cifras promedio de más de 12.000 casos nuevos de sífilis cada año. En 1974 empiezan las primeras acciones de control de la sífilis congénita para reducir los niveles de contagio con el objetivo último de erradicarla. Los contagios en mujeres comenzaron a disminuir desde 1996 y anualmente representan entre 33 y 36% del total de casos de sífilis.
"El logro de Cuba consiste en registrar menos de 0,5 casos de sífilis por cada 1.000 nacidos vivos al año. Entre 2012 y 2013, el país ha reportado tres casos de sífilis congénita: ninguno en 2012 y tres en 2013, lo que representa tasas de 0% y 0,02% respectivamente", apunta la OPS.
La OMS destaca el esfuerzo de Cuba con su plan de atención primaria de salud, la formación de enfermeras especializadas en control de sífilis y el acceso a cuidados prenatales. En los últimos años los países de América Latina y el Caribe han trabajado junto con la OMS para asegurar que las mujeres accedan al tratamiento que necesitan y que sus hijos estén libres de VIH y sífilis.
En la región, se calcula que el número de niños que nacieron con VIH se redujo 45% entre 2010 y 2013, cuando nacieron 2.324 niños con el virus. Durante ese período, las embarazadas que se realizaron una prueba de VIH también aumentó hasta el 74% (un 19% más que en 2010), según sus datos.
Fuentes:
bbc.com
who.int
unicef.org