Los remedios frente a los caprichos de los niños residen en la prevención. Los padres debemos ser conscientes de educar desde el principio, dando ejemplo coherente, constante y preciso. Cediendo con frecuencia ante los caprichos de los niños, sólo conseguirás que sigan insistiendo hasta conseguir su propósito. Aprende a decir no y no te sientas culpable por ello.
Es necesario enseñarles que no todo se puede conseguir simplemente con pedirlo y mucho menos haciéndolo de formas inadecuadas. Ceder ante los lloros, rabietas, etc. sólo conduce a bajar el límite del nivel de tolerancia del niño al mínimo y su capacidad de frustración, lo que acabaría redundando en el futuro inmediato del niño y a más largo plazo.
El punto medio entre deseos y caprichos de los niños
Si siempre alejamos aquello que deseamos, optamos por creerlo inalcanzable y así, poco a poco, dejamos de soñar. Puede que eso nos haga más realistas, pero no nos hace más felices. Siempre podemos encontrar un punto medio respecto a los caprichos. Hay cosas, personas o situaciones por las que vale la pena esperar; otras veces lo podemos conseguir de inmediato y no tenemos porque negarnos ese placer.
Un niño que desea algo de corazón y no lo consigue, se siente muy desesperanzado y si eso le ocurre a menudo aprenderá a no desear nada propio porque no lo consigue. Sólo verá accesibles los deseos de los demás, que son los que sí se hacen realidad.
Los deseos de los niños no siempre tienen sentido para nosotros y por eso los descartamos: para ellos sentarse en una silla de madera en lugar de la de plástico, puede tener el significado de ser mayores, de ser la que utilizan sus papás, de ser una silla mágica; para nosotros es una silla que se puede ensuciar y no estamos dispuestos a que suceda y si encima no habla lo suficiente para explicarse tiene toda la pinta de ser un capricho, pero no lo es. Es importante que el niño sienta que su deseo es escuchado, aunque eso no significa que sea atendido de inmediato.
Consejos para los caprichos infantiles
1. Aplazar nuestros deseos, hace que tengamos un mayor grado de autocontrol, hay cosas, personas, o situaciones por las que vale la pena esperar. Los Reyes Magos solo vienen una vez al año y ningún niño se enfada porque saben que esa magia sólo sucede una vez al año.
2. Saber elegir reafirma la personalidad del niño y no lo hace caprichoso, todo lo contrario. Evidentemente, estas decisiones han de tener una supervisión por parte de los padres.
3. Cuanto más autónomos son, menos caprichosos; si el niño descubre el placer de hacer las cosas por sí mismo, no te pedirá que lo hagas.
4. Los niños tozudos no son necesariamente caprichosos, aunque sí les falta flexibilidad y necesitan más recursos para no bloquearse ante lo que no consiguen.
5. Cuando cedemos a los caprichos del niño, le estamos dando una buena razón para seguir haciéndolo.
Ricardo Regidor
Asesora: Rosa Mª Palacios. Pedagoga de Lenoarmi.
Fuente: www.hacerfamilia.com