CABALGANDO POR EL PAÍS
En cada rincón de esta hermosa Patria Argentina, existen tranqueras abiertas para todas esas acciones de solidaridad y entrega incondicional, que llamamos “gauchadas” y que tanto necesitamos.
Son tranqueras que se abren por amor al prójimo y por esa hermandad que nos debe convocar siempre, en todo lugar y en las circunstancias que nos encontremos.
De norte a sur y de este a oeste, en cada rinconcito de mi país existen necesidades urgentes, hermanos pobres, enfermos y desamparados, escuelas abandonadas, sin libros, sin puertas ni techos; salas de primeros auxilios sin remedios y pueblos enteros perdidos en el monte, sin caminos, sin agua, sin asistencia, como estorbando en este suelo, anónimos y sin banderas, pasan su vida sobreviviendo…
Son muchas las necesidades, muchas postergaciones de sueños, pero gracias a Dios y a esos santos que muchos rezan, existen héroes anónimos distribuidos sobre toda la faz del planeta. Son seres humanos que se visten de lo que más sienten para rescatan a los hombres, mujeres y niños que aún sueñan y ayudarlos a extender sus alas y comenzar de nuevo.
Son seres humanos de corazones enormes, siempre dispuestos a tender una mano a quien la necesita; Ofrendan lo más preciado de la vida que es el tiempo y en esas acciones acorazonadas, convierten los ranchos en hogares y la solidaridad en alimento y abrigo del alma.
Un corazón abierto se une a otro, a otro y así sucesivamente a muchos más, no importa tanto el tiempo que marcan sus relojes, como el norte que indican sus acciones solidarias.
Hay un hombre al que quiero homenajear por su recorrido solidario, por el rescate de costumbres y tradiciones que hacen a la esencia y legado del gaucho Argentino que alguna vez supo describir el Gran José Hernández o Martiniano Leguizamón, con sus privilegiadas plumas.
Este héroe nuestro al que hoy he de brindarle estas humildes líneas de texto, ha elegido para su misión, vestirse con ropa gaucha y como en los comienzos de la Patria, emprender, montado a su caballo, ese llamado de solidaridad que crece y se comparte a diario.
Botas, bombachas, cinturón, facón, camisa, pañuelo al cuello, sombrero y un corazón enorme, hacen a este gaucho que cabalga por acciones solidarias y con su maleta cargada de anécdotas y recuerdos a cada trote que ejecuta su caballo.
Una prenda de cada rincón visitado, pueblo que lo abraza y lo abriga con retazos de amor y agradecimiento por lo que ha sido su gauchada.
Cabalgando por el País llega siempre a destino, Trote y trote sin pausa y con la bandera argentina flameando en lo más alto….
Lleva semillas que pronto se han de convertir en pan y tienen sabor a esperanza…
Un poncho para donde se encuentre con la noche y algún alimento que le ha ofrendado el camino y que comparte con las aves, sus fieles guías.
Una galleta, algunas frutas y una botella de agua, la maleta cargada de esperanza y un corazón enorme que grita “Viva la Patria”
Jorge Buratti hombre gaucho: Deseo que en tu profundo sentimiento de solidaridad y en cada norte al que seas llamado, te conviertas en instrumento para un nuevo sueño y forjador de los valores gauchos que hemos extraviado.
En mi acción de homenajearte siempre he de estar en deuda, ya que mis palabras quizás no alcanzan para expresar el profundo agradecimiento de cada pueblo y de cada paraje en el que desensillaste tu caballo y colgaste las riendas;
Que tu siembra no se pierda y que tu caballo no se retobe nunca ante las tormentas;
Si alguna vez hay que cruzar arroyos a nado y pantanos descalzos, cuenta con la fuerza de quien hoy te rinde homenaje, de quien en nombre de tantos gurises Argentinos, convidándote un mate amargo y una galleta, te abraza.
Gracias por la solidaridad.
AUTOR: Yamil Sebastián Canelo
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