Cuando los bebés nacen, en muchas ocasiones la única forma de diferenciarlos es colocándoles pendientes a las niñas para distinguirlas de los niños, es una tradición, una moda y una costumbre en muchos lugares del mundo. Sin embargo, en este artículo, una madre explica su punto de vista acerca de poner pendientes a bebés recién nacidas.
Es tradición poner pendientes en las orejas a una niña recién nacida. Incluso antes se ponían en el mismo hospital. Pero yo, embarazada, decidí que no lo haría: no pondría pendientes a mi hija.
Antes de explicar los motivos por los cuales tomé esa decisión (y la que creo que cada vez más personas comparten), quiero decir que respeto completamente a las madres que deciden ponerlos. Estoy convencidísima de que lo hacen porque creen sinceramente que es el mejor momento, porque piensan que no les va a doler, o que sí pero que así no tienen que acordarse de ello. Lo hacen porque quieren hacer lo mejor para sus hijas.
Yo también lo quiero, sólo que pienso que el mejor momento para poner pendientes a una niña no es cuando nace. Lo tuve claro desde el principio.
La notaba moverse dentro de mí y sentía que la arropaba y la protegía con mi cuerpo. No quería que nada jamás la hiciera daño. Ya entonces supe que no quería atarla a ningún estereotipo ni condenarla a que tuviera que hacer siempre lo establecido.
Hacerse un agujero en el cuerpo para ponerse un pendiente duele. Puede que pensemos que es momentáneo y tolerable y que no podemos evitarles todos los dolores. Pero yo veo una gran diferencia entre el pinchazo de una vacuna que puede salvar su vida y el que le hace un agujero en una oreja porque es una moda. Con el primero contendré la respiración y sentiré el frío pinchazo dentro de mi corazón. El segundo, el que sólo sirve para que quede estéticamente bonito, lo mantendré alejado de mi hija. Se lo evitaré a una recién nacida que no sabe qué le está pasando, por qué le hacemos ese daño cuando sólo quiere estar plácidamente en tu regazo.
Un pendiente no diferencia una niña de un niño. Creo que es una de las cosas más absurdas que he oído y que no es necesario explicar más porque todos conocemos que tenemos distintos órganos sexuales.
Hay otra cosa aún más poderosa que el dolor para no ponerle pendientes a una recién nacida: la propiedad del cuerpo. Estás eligiendo hacer en el cuerpo de tu hija algo permanente sin su consentimiento. Quizás al ser una tradición tan arraigada, no veamos que el único motivo es cultural. ¿Y si la moda fuera hacerse un tatuaje? ¿O irse poniendo collares que estiraran el cuerpo como las Mujeres Jirafa? ¿Nos parecería igual de normal?
Cuando estaba embarazada, pedimos a nuestros familiares que no le regalaran pendientes a nuestra hija. Sin embargo, una amiga que no sabía nada acerca de nuestra decisión, le regaló unos pendientes pequeños y preciosos.
Me pareció un regalo estupendo. Los cambié por otros iguales pero un poquito más grandes y los guardamos en el cajón de los pijamas. Siguen allí, a su alcance, por si un día decide ponérselos.
Porque yo no estoy en contra de que se ponga pendientes. Puede agujerearse las orejas o ponerse un piercing donde quiera. Pero que sea ella la que lo decida, que sea suyo el dolor y la consciencia de lo que está ocurriendo.
No decido yo. Es su cuerpo.
¿Y tú? ¿Le has puesto pendientes a tu hija? ¿Qué piensas al respecto?
Fuente: www.miregazo.com