Un Mundial a la peruana
Por José Antonio Lizana Arce
Santiago de Chile
Me gusta la rivalidad con los peruanos, porque ha sido la historia del para ti y para mí en la pelea por un cupo mundialista. En las Eliminatorias al Mundial de Alemania '74, tras el retiro de Venezuela, se definió el “grupo” en un tercer partido. En la ida, el 29 de abril de 1973, Perú se impuso por dos a cero con tantos anotados por Hugo Sotil. La vuelta se jugó el 13 de mayo en Santiago, con triunfo para la “Roja” por dos a cero con goles anotados por Sergio Ahumada y Julio Crisosto. El partido de definición se jugó el 5 de agosto de 1973 en el Estadio Centenario de Uruguay: Chile ganó por 2 a 1 con goles de Francisco “Chamaco” Valdés y Rogelio Farías. Con este resultado Chile clasificó para jugar el repechaje contra la URSS (Unión Soviética). En Moscú fue 0 a 0 y en Santiago no se presentó el equipo europeo.
En el camino a Argentina '78, empatamos 1 a 1 en Santiago (anotaron Sergio Ahumada y Juan José Muñante) y perdimos 2 a 0 en Lima con goles de Hugo Sotil y Juan Carlos Oblitas. Así quedamos con los crespos hechos para ir a la sede de Mendoza, en el grupo que también conformaba Ecuador.
Cómo olvidar el papelón del arquero Eusebio Acasuzo en el Nacional rumbo a México' 86 en la goleada 4 a 2 y la soberbia tapada de Roberto “Cóndor” Rojas en Lima en el triunfo de los nacionales por 1 a 0. Ninguno de los dos elencos clasificaría a dicha cita planetaria, pero tuvieron que pasar catorce años para que la “Roja” volviera a ganar en la capital peruana.
Para el Mundial de Francia' 98, clasificamos por la diferencia de gol que marcó la dupla Za-Sa, y ahora, para el Mundial de Rusia 2018, les ganamos 4 a 3 en la ida de visita y 2 a 1 en la vuelta de local, pero trágicamente nos quedamos afuera por los puntos del TAG que recibió Perú y por la falta de definición en el arco contrario.
Los peruanos celebraron merecidamente su clasificación y cantaron el que no salta es chileno, pero no hay ningún problema, porque eso es parte del folclore del fútbol y las archirrivalidades existen en todas las latitudes del orbe.
En 1982, mi padre me regaló el fixture de las vitaminas Vitac del Mundial y ese es mi recuerdo de la última vez que vi la bandera peruana entre los países mundialistas. En dicho torneo, fuimos a puro pasear y nuestros vecinos fueron últimos de su grupo con empates ante Italia y Camerún y derrota ante Polonia. Más allá de los nacionalismos pasados a naftalina, será lindo verles cantar su himno después de 36 años, y culturalmente con tanta cercanía, de repente por qué no celebrar un gol peruano con alegría y emoción. Por mi parte, esperaré los partidos frente a la tele con un buen cevichito, un pisco sour y las canciones de Lucho Barrios.