Drew Manning es un personal trainer que se toma muy en serio su trabajo, a tal punto que decidió subir cerca de 30 kilos para saber qué cosa sienten sus clientes cuando emprenden la misión de bajar de peso.
Antes de dar inicio a su singular proyecto, Manning pesaba 87.4 kilos, pero 26 semanas después alcanzó los 116.1 kilos. Asimismo, su cintura pasó de medir 86 centímetros hasta alcanzar los 120 centímetros, debido a una prominente barriga. ¿Cómo lo hizo? Fácil, a base de comida chatarra.
“Lo más importante es que aprendí que no se trata solo de lo físico. No es solo sobre el plan de alimentación y los entrenamientos. La clave está en lo mental y los problemas emocionales. Me di cuenta que esos problemas son reales”, comenta el entrenador.
En efecto, su esposa, Lynn, indicó que antes de pasar esta experiencia, Drew era bastante crítico con las personas con sobrepeso. “Estaba convencido que la gente utilizaba la genética o excusas similares como muleta”, indica el personal trainer en su libro ‘Fit2Fat2Fit’.
Este propósito, que tardó 52 semanas, le enseñó que el factor psicológico era más importante de lo que pensaba. Confesó que su estado de ánimo cambió bastante cuando tenía esos kilos de más. No quería jugar con su hija y solía ofuscarse o aburrirse rápidamente.
Fuente: espacio360.pe