Hoy tuve sueños de miedo, era un miedo en estado puro, miedo por que si...
A la mañana me senté sobre el miedo. Lo apoyé en el suelo y me senté sobre él. Todo yo allí, y me puse a respirar, me puse a apoyarme sobre él. Era duro el miedo. Así sentado transcurrí momento a momento sobre el miedo. Claramente era una nube mental, una formación mental, también corporal en tensiones y durezas. Seguí respirando apoyado sobre el miedo. Luego sentí compasión por el miedo. El miedo estaba allí pero la conciencia lo cubría y lo amaba incondicionalmente. Seguía allí pero ya no estaba solo el miedo, estaba recubierto por conciencia con amor incondicional. Le permitía existir, no lo combatía, no quería desembarazarse de él, eliminarlo, simplemente lo abrazaba al miedo.
Así seguí respirando, sentado miedo y yo, miedo y conciencia sentados en un safu respirando. Entonces el miedo comenzó a develar una naturaleza amistosa, el miedo era mi amigo. Solo quiere protegerme, ayudarme, impulsarme, es energía de supervivencia en estado puro. Surgió todavía algo más: un agradecimiento al miedo. Gracias miedo, gracias por estar en mi para protegerme, ayudarme, impulsarme. Perdón por no haberte comprendido antes, por haberte combatido.
Ahora somos amigos, mi compañero inseparable.
Anónimo.
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