Dentro de la ola criminal que actualmente azota a Venezuela, los delitos de robo y hurto, en sus distintas modalidades, se han visto notablemente exponenciados. Diariamente, a cualquier hora, la delincuencia atenta contra los bienes de los ciudadanos en todo el territorio nacional. Se trata de una situación que mantiene en constante zozobra a la sociedad.
El robo y el hurto están tipificados en el Código Penal (algunas modalidades también en leyes especiales). Ambos son delitos que vulneran el derecho a la propiedad. El robo se ejecuta por medio de “violencia o amenazas de graves daños inminentes contra personas o cosas” (Art. 455 CP). El autor material de este delito se expone a una pena de 6 a 8 años de prisión (de 10 a 17 años si se comete a través de arma de fuego).
Por su parte, el hurto consiste en “apoderarse de algún objeto mueble, perteneciente a otro para aprovecharse de él, quitándolo, sin el consentimiento de su dueño, del lugar donde se hallaba” (Art. 451CP). Este hecho punible es castigado con prisión de 1 a 5 años (con un aumento en los casos agravados o calificados).
Si en la ejecución del robo o hurto se produce un homicidio, la pena a imponer sería entre 15 y 20 años de prisión (homicidio calificado. Art. 406CP). A pesar de las sanciones previstas, los autores de estos delitos se benefician del 98% de impunidad que hoy existe en Venezuela.
La delincuencia, envalentonada, comete cada día los robos y hurtos en los lugares más insólitos (cines, aeropuertos, hospitales, centros educativos, estadios y hasta en iglesias, en plena misa). Los bienes sobre los cuales recaen estos delitos son muy diversos, van desde dinero, motos, carros y celulares, hasta las bolsas contentivas de las compras hechas en un supermercado (la escasez y la crisis económica en general, hace que esto sea cada vez más frecuente), entre muchos otros.
Los homicidios, por la gravedad que revisten, causan gran alarma en la sociedad, pero son los robos y los hurtos los delitos que numéricamente se cometen con mayor frecuencia. Desde hace años el Ministerio de Interior y Justicia no pública datos concretos, pero la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Ciudadana, elaborada en 2009 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), arrojó que en Venezuela se cometen anualmente cerca de 1.000.000 de robos y más de 400.000 hurtos. Estos dos tipos penales suman, en conjunto, cerca del 80% de los delitos que se ejecutan en Venezuela.
La encuesta del INE también señaló que los venezolanos no acostumbran denunciar estos delitos contra la propiedad, por lo tanto existe una gran cifra negra. En el caso del robo, 68,27% no acudieron ante la autoridad competente a los fines de notificar haber sido víctima de este hecho punible. En el hurto, este número se elevó a un gigantesco 77, 82%. La mayoría de los encuestados indicó que no realizaba la denuncia, ya que las instituciones “no harán nada con la misma”.
El Estado venezolano no cumple hoy con la obligación constitucional de resguardar la integridad física y los bienes de los ciudadanos. La proliferación de los robos y hurtos constituye un gran ejemplo de ello.
Escasez critica:
Un kilo de harina de maíz, cuatro rollos de papel sanitario o un kilo de leche en polvo se han vuelto mercancía tan apetecible para los delincuentes, como un reloj de marca o quizá un teléfono inteligente.
Lo mismo sucede con algunas piezas de automóviles, como las baterías, reproductores, rines y cauchos. Ahora engrosan la lista de los objetos preciados por las bandas delictivas que hacen vida en el país.
Para convertirse en una víctima solo basta correr con la suerte de conseguir en el supermercado toda la lista de productos básicos o dejar el carro estacionado en algún lugar poco vigilado.
“En la entrada del Metro de Chacaíto una señora me golpeó para robarme los dos kilos de leche que pude comprar, y se los llevó corriendo”, contó Andrea Vilchez a la salida de un supermercado, quien advirtió que ahora al salir de hacer las compras en el mercado, teme que la vuelvan a atacar.
El clima de violencia como el que se vive en Venezuela, sumado a la escasez de productos básicos, trajo a la escena nacional el incremento de robos y hurtos de alimentos y piezas de carros. Las historias de personas que se convirtieron en víctimas aumenta, y con sus casos, se incrementan los subregistros de los populares delitos del robo o el hurto, que además son poco denunciados.
“¿Si tenemos impunidad con todos los delitos que ocurren en el país, por qué sería distinto en estos casos? Lo que debemos analizar es por qué Venezuela llegó a esta situación donde la gente está robando comida y no precisamente por hambre, sino porque los productos básicos no se consiguen”.
“En la avenida Los Apamates de Las Palmas nos tienen a monte. Todas las noches es un carro distinto. Me rompieron el vidrio y se llevaron mi batería, pero para poder comprar otra me exigían la denuncia que debía formular en el Cicpc, porque si no, no me la podían vender”.
El escaneo de las bolsas:
Ahora, hasta por maña, las personas van por la calle pendiente de lo que llevan los demás en las bolsas. Para evitar riesgos, quienes salen de los supermercados optan por camuflar sus compras.
“He visto que pasan los motorizados y le arrebatan las bolsas a la gente, sobre todo a las mujeres mayores. Ahora vengo al supermercado con un bolsito oscuro para que no vean lo que compré”.
Como el robo y el hurto son delitos de oportunidad, mientras se hace la cola para comprar también se está expuesto al peligro. “Los motorizados saben que la cola comienza a formarse a las 5 de la mañana. Aprovechan para robar, sobre todo a las personas mayores, que tienen el dinero en efectivo”.
Gorriño advirtió que parte del problema es la ausencia de funcionarios policiales en las calles. “La policía no se ve patrullando y el delincuente ve que no existe ninguna razón para dejar de cometer el delito. Salen a rebuscarse y lo logran tranquilamente”.
No sea una víctima:
• Cuando vaya al supermercado, evite hacerlo solo. Si consigue los productos que escasean, métalos en bolsas oscuras para que nadie pueda ver lo que compró. No los exhiba, pues corre el riesgo de que alguien lo aborde para quitárselos.
• Si toma un taxi, evite dejar las compras en la maleta del vehículo. Así el conductor no podrá huir con su mercado.
• Cuando salga del supermercado, evite caminar largos trayectos con las bolsas. Sobre todo si debe salir a la vía pública, donde puede ser víctima de los motorizados.
• No estacione su vehículo en la calle y menos si la zona es solitaria o está oscura. Así el delincuente tendrá menos posibilidades de desvalijarlo.
• Utilice todos los mecanismos de seguridad que le sea posible para que se dificulte la apertura de su vehículo.