Aunque sus síntomas son similares a los de padecimientos articulares -como artritis-, la fibromialgia es catalogada como una forma de reumatismo en músculos, ligamentos y tendones que rodean a las coyunturas. Sus principales manifestaciones son intenso dolor en las zonas afectadas, dificultad para dormir y fatiga excesiva.
Fibromialgia, músculos sin fuerza
La fibromialgia ha sido descrita por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad reumática crónica que se caracteriza por causar fuerte dolor en una o varias zonas del cuerpo, como cuello, hombros, columna vertebral, brazos, caderas, codos, rodillas y tobillos; asimismo, ocasiona cansancio excesivo, a tal grado que el afectado no tolera siquiera realizar esfuerzos mínimos.
De cerca
Ahora bien, el dolor ocasionado por fibromialgia generalmente afecta a las zonas donde los músculos se unen a hueso o ligamentos, y es similar al causado por artritis; sin embargo, no deforma ni deteriora las articulaciones. Es común que la dolencia se presente en una sola región, por lo regular se manifiesta en hombros o cuello y, posteriormente, se extiende al resto del cuerpo; dicha molestia puede variar, dependiendo de la hora del día, cambios climáticos, actividad física y estrés.
Otros síntomas importantes son fatiga y trastornos del sueño, pues se observa que la mayoría de los pacientes se quejan de debilidad y dormir mal, condiciones que incrementan el dolor. Asimismo, aproximadamente un tercio de los pacientes sufren depresión, cambios de humor, vértigos, hormigueo o entumecimiento de manos y pies, colitis (inflamación del colón o parte del intestino grueso que se une al recto), diarrea, estreñimiento y, en ocasiones, migraña.
Orígenes
Las causas de fibromialgia no se conocen, pero científicos que estudian este padecimiento creen que no se trata de una enfermedad en si, sino de una alteración ocasionada por respuestas orgánicas hacia estrés y episodios depresivos.
Por otra parte, también se han descrito casos de fibromialgia que se manifiestan después de haber sufrido infecciones ocasionadas por bacterias o virus, accidentes automovilísticos, divorcio, problemas financieros o escolares, o bien como consecuencia de ciertas enfermedades, por ejemplo, lupus eritomatoso sistémico (trastorno que causa daño a articulaciones, músculos, piel y a casi todos los órganos). Otros factores con los que se ha llegado a asociar la aparición del padecimiento, según algunas teorías e investigaciones, incluyen:
Anormalidades en el cerebro. Los estudios en encéfalo que se realizan a los pacientes muestran que en algunas zonas de este órgano (que se relacionan con la sensación de dolor) hay reducción del flujo sanguíneo; asimismo, se dice que en ocasiones el funcionamiento de los neurotransmisores (sustancias que fungen como mensajeras de las neuronas, como la serotonina, encargada de regular el estado de ánimo y estado de bienestar) presenta anormalidades.
Antecedentes familiares. Se ha observado que en una misma familia llegan a haber varios afectados.
Autoimmunidad. En algunos pacientes se ha identificado la producción de anticuerpos que atacan al propio organismo, específicamente a los sistemas neurológico y hormonal; sin embargo, no existe evidencia de que ello sea una causa primaria de la fibromialgia.
Trastorno crónico del sueño. Se considera que la mala calidad del sueño puede tener repercusiones en las regiones del sistema inmunológico (aquel que nos defiende de agresiones externas) que controlan inflamación, dolor y fatiga.
Es importante aclarar que dichos factores no causan la enfermedad, pero se piensa que probablemente se encargan de "despertarla" en personas que padecen anomalías ocultas en la regulación de los receptores del dolor (ubicados en nervios).
¿Cómo se detecta y qué se puede hacer?
Si llegan a presentarse los síntomas antes citados es necesario acudir al reumatólogo (especialista en enfermedades que dañan articulaciones y tejidos que las rodean), quien siempre tomará en cuenta la historia médica personal y familiar, la cual debe incluir perfil psicológico y descripción de cada factor que pudiera ser indicativo de otras alteraciones distintas a fibromialgia, como modificación en el peso corporal, lesiones físicas, enfermedades infecciosas, debilidad muscular, erupciones y adicciones (alcohol, tabaco o drogas).
Posteriormente, el especialista realizará examen físico exhaustivo, que consiste en ejercer presión en las zonas donde comúnmente suele presentarse dolor; asimismo, revisa uñas, piel, articulaciones, músculos y huesos. Cabe destacar que cuando al paciente con fibromialgia le solicitan análisis clínicos y radiografías, éstos arrojan resultados normales; no obstante, son necesarios para descartar artritis o lupus, padecimientos que sí pueden detectarse mediante dichas herramientas.
Una vez que el médico no tiene duda alguna sobre la presencia de fibromialgia, recomienda algunas medidas para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente, pues en la actualidad no existe un tratamiento que la cure definitivamente. El programa de control planteado por los reumatólogos regularmente contempla:
Administración de medicamentos. Se incluyen analgésicos para reducir el dolor y, en algunos casos, antidepresivos, ya que éstos aumentan los niveles de serotonina en el cerebro y ello mejora los síntomas de los enfermos.
Evitar los factores que agravan los síntomas. En general si hay alteraciones al caminar (por ejemplo, si una pierna es más corta que otra) habrá que corregirlas mediante uso de plantillas o calzado especial; asimismo, debe procurarse adoptar posturas cómodas que no fuercen los músculos y evitar levantar cosas pesadas.
Control de peso. La obesidad ocasiona que músculos y tendones se esfuercen y mantengan rígidos, por lo que es recomendable que quienes se encuentran en esta situación acudan al nutriólogo y/o endocrinólogo para que les diseñe un programa de pérdida de peso.
Psicoterapia. Método terapéutico que consiste en ayudar, dirigir y enseñar al paciente a fortalecerse y reestablecer su capacidad de integración con el fin de que pueda manejar adecuadamente las situaciones estresantes, libere la ansiedad y supere episodios depresivos; esto puede apoyarse con la administración de antidepresivos o ansiolíticos, tratamiento que debe vigilar el psiquiatra.
Ejercicio. Es altamente benéfica la actividad física, ya que ayuda a que la musculatura se fortalezca y mejoren las dolencias ocasionadas por la enfermedad, pero es muy importante contar con la asesoría de un terapeuta o instructor para evitar que el afectado se lesione o haga grandes esfuerzos.
Aunque todavía no hay cura para fibromialgia, se debe tener en cuenta que el estado de los pacientes, en la mayoría de los casos, mejora considerablemente si siguen las indicaciones del médico.
Fuente: www.saludymedicinas.com.mx