Esto lo voy a escribir con la mayor soltura que me sea posible.
Vamos por partes, empezando con los dos aspectos más esenciales que vienen a esto.
A) ¿Por qué, refiriéndonos a “Biblia, historia y profecía” de hoy —23/06/2018 8:20 a. m.— , en donde el Sr. Rafael Arango se extraña del canal alemán, a nosotros eso ni cosquillas nos hace?
A.1) Las respuestas no vienen en bloque. Dependen de lo que se vaya identificando; y eso no es posible si no se han identificado los elementos conectados, y cómo marcha C/U.
A.1.1) Ahí en el programa él se lamenta de que el canal aquel haya mostrado la clase de basura que emite. Pero eso como dijimos, a nosotros ya ni nos va nos viene porque hace tiempo comprendidmos lo que subyace en el fondo de todo este asunto. Y es lo que tenemos bajo vela.
B) ¿Por qué o para qué la puntuación?
B.1) Uno no puede desglosar las ideas que lleva dentro, y que quiere exponer —no solamente en su forma básica (escrita) sino también verbalmente— a otros, si no separa cada una de las partes necesarias o innecesarias de estas.
B.1.1) No hay una orden externa que diga coloquen aquí o allá este o aquel signo ortográfico; uno debe acomodar la puntuación a las necesidades personales en la expresión de la idea que tiene en mente. Otros no pueden insidir en ello, pues las reglas serán académicas pero las ideas por expresar son absolutamente privadas, sean originales o semioriginales o no.
Respecto del primer punto. Es bueno aclarar por qué hemos traido a colación esto.
Hace unos pocos días llegó a nuestros oídos una idea, desde las volandas del aire (.), en la que se hablaba de que ya muchas razones que antes eran comprensibles ahra eran innecesarias. Dicho de otra manera: que lo que esgrimimos como razón para nuestra disposición ya no existían y que podíamos ya decir lo que comprendíamos.
Pues la respuestaz es no —algo que mi Dios sabe que tiene sentido. Y Él sabe por qué— . Nos debemos al respeto que le debemos a las cosas de sentido tanto como sabemos que esa gente desconoce.