Cuando se tiene un hijo, tiene que haber un nivel de responsabilidad muy grande en los padres para el cuidado de él o ella, ya que, los accidentes suceden en solo segundos y ellos deben ser los protectores de esta nueva criatura que trajeron al mundo. Pero no todos son iguales y a causa de eso se viven tragedias horribles como esta. Hace diez años Charlotte Ponce fue atacada por un mapache, éste le arrancó la nariz a mordiscos, deformándole parte de la boca, la oreja y los labios. Ella estaba en la cuna y el animal entró sorpresivamente y la atacó cuando Charlotte sólo tenía tres meses de edad.
Charlotte había sido dejada sola en el hogar, sus padres que en ese tiempo eran muy jóvenes, nunca pensaron que un mapache entraría a la casa y atacaría a su hija. El animal debió ser atraído por el olor de los alimentos y entró para intentar conseguir algo.
Debido a esta negligencia, los padres perdieron la custodia de Charlotte y ella fue adoptada por Tim y Sharon Ponce, una pareja cercana que tenía toda la disposición y el ánimo de tratarla como se merecía. Ella no se fue sola, también su hermano fue acogido por el matrimonio, por lo que Charlotte y él pudieron seguir viviendo juntos.
Charlotte ya ha sido sometida a algunas cirugías menores, sobre todo para reconstruir su oreja que quedó totalmente deformada luego del ataque. Los médicos le confeccionaron una artificial para añadírsela en el lugar de la anterior. Recientemente se ha hecho una colecta para juntar fondos para someterla a una nueva cirugía que podría ayudarle a reconstruir parte de su rostro.
Ya llevan 10.0000 dólares y, luego del procedimiento, Charlotte podría cambiar radicalmente su aspecto. El seguro médico de la familia cubre un porcentaje de los gastos, sin embargo, su madre tuvo que abandonar su empleo al saber que la niña deberá tener un cuidado permanente por algunos meses, por lo que los 10.000 dólares también servirán para aminorar la carga que eso significa.
Luego de la operación, ya tiene un rostro nuevo, aunque claramente necesitará tiempo para desinflamarse y ajustarse definitivamente. Podría haber nuevas cirugías si es que fueran necesarias para corregir imperfecciones que no pudieron ser tratadas en un comienzo.
Definitivamente una historia impactante, en la que un segundo de descuido causó una marca imborrable en el rostro de esta pequeña. Pero a la vez es una historia inspiradora, que muestra el amor y la caridad que muchas personas tuvieron para poder darle la opción a la niña de operarse y así mejorar su condición enormemente. Esperemos que su mejora vaya incrementando con la tecnología y así pueda tener su rostro cada día con menos huellas.
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