De acuerdo a la BBC Mundo, menos de un 1% de los casos de alzheimer se dan de manera prematura y todos tienen una causa genética. La directora de la unidad de investigación de la Sociedad de Alzheimer del Reino Unido, Claire Walton, le dijo a este portal web que desde los 30 años es posible que aparezcan síntomas del padecimiento, aunque por lo general es una enfermedad que comienza luego de los 65 años.
Cuando se sufre de alzheimer a temprana edad, es porque fue heredado uno de los tres genes de la aparición precoz, que según el promedio que se estima, solo tienen 500 familias en el mundo. En estos casos, lamentablemente la desmejora de la memoria se da mucho más rápido y para dar con el diagnóstico es necesario una serie de exámenes fuera de los de rutina.
Los síntomas tempranos pueden ir desde el olvido de una simple palabra, hasta no recordar una ruta que tomamos a diario, como por ejemplo el camino al trabajo.
La frecuencia de esta enfermedad cerebral incurable, que afecta sobre todo a las personas mayores, podría ser menor de lo previsto, y su riesgo se reduciría si se retrasa la jubilación, revelan estudios.
Esta investigación, que se realizó con 429.000 personas, concluyó que cada año adicional de trabajo después de cumplir los 60 años reduciría casi un 3% el riesgo de padecer esa enfermedad cerebral irreversible y progresiva, que destruye paulatinamente la memoria y las habilidades cognitivas.
“Nuestros datos demuestran que una edad tardía de jubilación está asociada a una disminución altamente significativa del riesgo de demencia”, subrayó Carole Dufouil, quien dirigió el estudio del Inserm.
Anteriores investigaciones epidemiológicas demostraron que personas que tienen un nivel alto de estudios o actividades estimulantes en el plano cognitivo tienen menos riesgo de desarrollar la enfermedad del Alzheimer.
“La hipótesis evocada con más frecuencia es que los estímulos (intelectuales) contribuirían a preservar la reserva cognitiva, retrasando así las consecuencias clínicas de anomalías cerebrales”, explicó la investigadora francesa.
Más allá de la estimulación cognitiva, la actividad profesional permite mantener una red social, factor también asociado por ciertos estudios a un menor riesgo de demencia, señaló la investigadora.
Fuente: www.erikatipoweb.com