Parte de la esencia ideológica de la izquierda en el mundo es minar la estructura del estado, exaltar los nacionalismos aldeanos y hasta tribales, minimizar y hasta desaparecer los hechos épicos de la historia y por último su lucha permanente y denodada por desaparecer el principio de autoridad en la familia, en la escuela y en el estado, claro está, minando la iglesia en cualquiera de sus expresiones. La gran victima termina siendo nuestra sociedad.
En esta parte (5 de 10) abordaremos el tema del título. En los recientes 50 años, la izquierda ha venido trabajando sistemáticamente en la pérdida de autoridad de nuestra policía nacional y de cualquier tipo de autoridad que tenga que ver con la seguridad ciudadana. Hoy uno se puede cruzar con un grupo de personas intoxicándose el cerebro en plena calle del Centro de Lima con pestilente olor a marihuana y la policía no puede intervenirlos, uno puede estar en un parque público con la familia, y solo le queda tocar retirada, porque la policía no puede intervenir a unos marihuaneros, porque la ley los asiste, (ya no genera espanto ver a un padre de la patria armar un troncho delante de una cámara), hoy uno puede visualizar y tener la evidencia de un latrocinio o un acto delincuencial vía cualquier aparato electrónico, pero después de unos días ya no se puede hacer nada porque se superó en tiempo el concepto de flagrancia. Hoy si un policía somete a una persona, automáticamente es denunciado por violencia, si un delincuente agrede a un policía no pasa nada, se ha minado tanto a la autoridad, que un acto patrio puede ser detenido por una turba, que el izamiento de la bandera termina resultando una afrenta a la ciudadanía, tanto se mina la autoridad como la moral, en nuestras monedas ya fueron borradas las imágenes de heroicidad y patriotismo, la estampa de fe y religiosidad, pero está Entre la seguridad y el derecho
Parte de la esencia ideológica de la izquierda en el mundo es minar la estructura del estado, exaltar los nacionalismos aldeanos y hasta tribales, minimizar y hasta desaparecer los hechos épicos de la historia y por último su lucha permanente y denodada por desaparecer el principio de autoridad en la familia, en la escuela y en el estado, claro está, minando la iglesia en cualquiera de sus expresiones. La gran victima termina siendo nuestra sociedad.
En esta parte (5 de 10) abordaremos el tema del título. En los recientes 50 años, la izquierda ha venido trabajando sistemáticamente en la pérdida de autoridad de nuestra policía nacional y de cualquier tipo de autoridad que tenga que ver con la seguridad ciudadana. Hoy uno se puede cruzar con un grupo de personas intoxicándose el cerebro en plena calle del Centro de Lima con pestilente olor a marihuana y la policía no puede intervenirlos, uno puede estar en un parque público con la familia, y solo le queda tocar retirada, porque la policía no puede intervenir a unos marihuaneros, porque la ley los asiste, (ya no genera espanto ver a un padre de la patria armar un troncho delante de una cámara), hoy uno puede visualizar y tener la evidencia de un latrocinio o un acto delincuencial vía cualquier aparato electrónico, pero después de unos días ya no se puede hacer nada porque se superó en tiempo el concepto de flagrancia. Hoy si un policía somete a una persona, automáticamente es denunciado por violencia, si un delincuente agrede a un policía no pasa nada, se ha minado tanto a la autoridad, que un acto patrio puede ser detenido por una turba, que el izamiento de la bandera termina resultando una afrenta a la ciudadanía, tanto se mina la autoridad como la moral, en nuestras monedas ya fueron borradas las imágenes de heroicidad y patriotismo, la estampa de fe y religiosidad, pero esta pérdida de autoridad del estado a manos de los comunistas ya viene de bien atrás, la estrategia es simple para ellos, hacer del estado, del país y la nación un caos, para aparecer ellos como los salvadores, como los únicos llamados a resolver el problema de la violencia, haciendo hincapié en que el problema de la violencia es producto del avance capitalista y la marcada brecha social que solo puede ser superada por el socialismo del siglo XXI.
La normatividad en los últimos 40 años en temas de seguridad ciudadana y seguridad nacional, ha estado orientado a quebrar la moral de la policía y los militares, tanto que, se les dificulta intervenir con tal de evitar juicios eternos que implican décadas.
ida de autoridad del estado a manos de los comunistas ya viene de bien atrás, la estrategia es simple para ellos, hacer del estado, del país y la nación un caos, para aparecer ellos como los salvadores, como los únicos llamados a resolver el problema de la violencia, haciendo hincapié en que el problema de la violencia es producto del avance capitalista y la marcada brecha social que solo puede ser superada por el socialismo del siglo XXI.
La normatividad en los últimos 40 años en temas de seguridad ciudadana y seguridad nacional, ha estado orientado a quebrar la moral de la policía y los militares, tanto que, se les dificulta intervenir con tal de evitar juicios eternos que implican décadas.