rente a unas insensatas exhibiciones de inhumanidad y violencia, demostradas por aquellos que se dicen ser el pueblo elegido por algún dios, queda palpable y latente la irracionalidad que les guía hacia un punto muerto, porque éste contiene demasiados cadáveres propios y ajenos, que aunque parece desconocido para muchos tiene claro un final determinado, una hecatombe existencial, dentro de la cual éstos son incapaces de intuir que los está incluyendo a ellos también.