Para todos aquellos que tienen una mascota resulta fácil creer que los animales tienen sentimientos, pero no fue sino hasta el 2012 que los científicos convergieron en que los animales son seres conscientes. Fue descubierto y comprobado, por ejemplo, que los perros son extremadamente complejos, y que sienten emociones humanas, como la envidia. Pero, ¿qué hay de los insectos?
¿Qué es una emoción?
Antes que nada se hace necesario hablar del concepto de emoción. La definición universal para “emoción”, que aplique de forma general en todas las áreas académicas (ya sea neurociencia, psicología o filosofía), ha sido casi imposible de alcanzar. El neurocientífico Joseph LeDoux incluso llegó a sugerir que se eliminara la palabra “emoción” del vocabulario científico.
Aunque existen cientos de significados diferentes para la emoción, la definición más universal que podrías encontrar tiene su origen en un artículo llamado “emoción, cognición y comportamiento”: “(…) las emociones incluyen (pero no se limitan a) ciertos comportamientos expresivos que están asociados con estados cerebrales internos que, nosotros como seres humanos, subjetivamente experimentamos en forma de ‘sentimientos’”. Sin duda, una definición muy vaga y que limita los sentimientos a los seres humanos.
Básicamente las emociones son detectadas por nuestros cerebros, a través de mapas neuronales del cuerpo, y transmitidas a nuestro organismo en forma de sentimientos. Esto aplica para las emociones primordiales como el deseo sexual, así como para las emociones más complejas y sociales, como la vergüenza.
Experimento con abejas.
Un ejemplo fantástico de comportamiento emotivo en los insectos surgió en un experimento con las abejas.
Las emociones tienen influencia sobre nuestras percepciones y comportamientos. Imagina que tu casa acaba de ser saqueada por asaltantes, evidentemente entras en un episodio de ira e incredulidad. Estás tan triste que nada te anima, ni tus amigos. Es más, ni siquiera tu comida favorita parece tan deliciosa en esta situación.
Eso precisamente es lo que sucede con las abejas. Una colmena de abejas fue colocada cerca del aspa de un ventilador en movimiento durante un minuto para simular el ataque de un tejón y hacer enojar a las abejas. Después, les arrojaron productos químicos con el fin de tranquilizarlas, pero la técnica no tuvo mucho efecto.
Las abejas que fueron “sacudidas” por la invasión no reaccionaron a los químicos que simulaban un olor apetitoso. Además, se produjeron cambios emocionales relevantes en los niveles de neurotransmisores en las abejas sacudidas y una alteración en los niveles de serotonina y dopamina. Esto puede explicar por qué mover una colmena no es una buena idea: la acción hace enfurecer a las abejas. ¡Y la ira es una emoción!
Experimento con moscas.
Un experimento similar fue realizado con moscas hambrientas. En esta ocasión, los investigadores intentaron inducir miedo primitivo, lanzando una sombra sobre las moscas con el fin de simular la presencia de un depredador aéreo – de la misma forma que los seres humanos sienten miedo al escuchar un disparo.
Cuando introdujeron al falso depredador y, en seguida, lo retiraron, los niveles de ansiedad aumentaron potencialmente en las moscas hambrientas, que ignoraban completamente el alimento. Esto sugiere que un estado de emoción afecta su comportamiento.
¿Los insectos sienten empatía?
En un experimento reciente con armadillos, un grupo de científicos mostró la capacidad de empatía con sus semejantes. Los investigadores demostraron que un armadillo tranquilo acababa influenciando a sus compañeros, dejándolos más tranquilos y animados.
Pero esto podría tratarse simplemente de una imitación del comportamiento, que se opone totalmente a un proceso de correspondencia y relacionamiento emocional. Cuando un perro ladra – algo que interpretamos como una forma de incomodidad –, hace que otros perros hagan lo mismo. Otro estudio comprobó que ese comportamiento de los animales está mucho más próximo a la imitación del comportamiento que a la empatía.
Y entonces, ¿lo insectos tienen emociones?
No es posible afirmarlo con certeza. Aún queda mucho para someterse a estudio, aunque estos primeros experimentos ciertamente definen las bases para un futuro donde quizá lleguemos a reconocer que todos los animales poseen emociones en determinado grado. En 1872, Charles Darwin, padre de la teoría de la selección natural y de la evolutiva, ya aseguraba: “incluso los insectos expresan ira, celos, terror y amor”.
Fuente: marcianosmx.com