El aspartamo se descubrió en 1965 cuando un científico estudiaba una droga antiulcerosa. El aspartamo fue catalogado de potente edulcorante y patentado por la empresa Searla con el nombre de Nutrasweet, que al poco tiempo se fusionó con la multinacional Monsanto (conocida por su fiebre por las semillas transgénicas). Los estudios de seguridad sobre el aspartamo fueron mínimos y con graves deficiencias experimentales. Sin embargo, en 1974 la FDA (Agencia Federal Americana de Drogas y Alimentos) lo legalizó. En 1976 los investigadores de la FDA argumentaron los déficits procedimentales con el aspartamo y adviertieron de su posible toxicidad. A partir de este momento se abrió una investigación federal que quedó en saco roto finalmente. En 1994 se habían recibido 68.888 quejas sobre los efectos adversos para la salud humana del aspartamo. Así, por ejemplo, se puso de manifesto que las mujeres que no quedaban embarazadas lo conseguían al poco de evitar el aspartamo en su dieta como lo explica el Dr. H. J. Roberts en su libro Aspartame Disease: An Ignored Epidemic.
Estudios científicos aseguran el riesgo de cáncer tomando aspartamo
El científico italiano Morando Soffritti, investigador de European Ramazzini Foundation of Oncology and Environmental Sciences de Bologna, reavivó la polémica sobre la inocuidad del aspartamo, este endulzante artificial que se usa en productos tan populares como los refrescos dietéticos de Coca Cola y Pepsi Co.
El centro de investigación de Soffriti, creado en 1971, ganó credibilidad mundial al descubrir las propiedades cancerígenas del aditivo de gasolina Eter Metil Terbutílico (MTBE son sus siglas en inglés), lo que impulsó su prohibición en 21 estados en Estados Unidos.
Las ratas del estudio de Soffriti fueron 1.800 ejemplares, alimentados con diferentes dosis de aspartamo durante toda su vida. En las hembras, algo que no se vió en las ratas macho, el linfoma y la leucemia se asociaron significativamente con el consumo diario de aspartamo a dosis tan bajas como 20 miligramos (mg) por kilo (kg) de peso corporal. A su vez, se detectó una tendencia hacia estos tipos de cáncer, en dosis tan bajas como 4 mg por kg de peso corporal. Para llegar a una dosis de 20 mg / kg, una mujer de 55 kg tendría que beber tres latas de refresco en un día. Un hombre de 70 kg tendría que beber cuatro latas de soda en un día.
Los resultados indican que el aspartamo es un agente cancerígeno multipotencial, aún consumiendo diariamente 20 miligramos por kilogramo de peso corporal, es decir, una cantidad menor a la que recomiendan la FDA (50 mg/kg de peso corporal) y la Unión Europea (40 mg/kg). Los estudios demuestran que el aspartamo aumenta la incidencia de los tumores malignos en ratas. En las hembras incrementa la leucemia y los linfomas, así como las células cancerígenas y sus displacias en la pelvis y la uretra. En los machos, aumenta sobre todo la incidencia de tumores malignos en nervios periféricos. Para ello se estudiaron 1.800 ratas Sprague-Dawley (SD) criadas para este fin. Les dieron, por grupos, dosis parecidas a lo que ingieren a diario las personas, de 5.000, 2.500, 500, 100, 20, cuatro o cero mg/kg de peso corporal. El aspartamo se agregó a la dieta estándar (siete dosis en la comida). El experimento empezó cuando los animales cumplieron ocho semanas y se extendió hasta su muerte natural, a las 159 semanas. Al morir las ratas, se hicieron los estudios histopatológicos de sus órganos y tejidos en nada menos que 30.000 muestras. El estudio de las dosis correlacionadas entre los miligramos que se consumen y el peso corporal permite afirmar que el efecto cancerígeno en los niños podría ser mayor (por su bajo peso). Los agentes cancerígenos tienen un efecto más fuerte en la vida del embrión, por lo que las mujeres embarazadas están en más riesgo.
El aspartamo está por todas partes
Las bebidas refrescantes con gas no son la única fuente de aspartamo. El edulcorante se encuentra en miles de productos, desde yogures hasta como excipiente en medicamentos. En general, una persona promedio consume alrededor de 2 o 3 mg / kg cada día de aspartamo. Sin embargo, esa cifra puede incrementarse mucho en los niños que consumen más golosinas. Con los resultados analíticos obtenidos el equipo de investigadores de Morando Soffritti concluyó que el aspartamo podría tener efectos cancerígenos.
Las conclusiones, dadas a conocer en julio de 2005 y publicadas en marzo en la revista Perspectivas de Salud Ambiental del Departamento de Salud de Estados Unidos, contradice otros estudios, financiados por la empresa creadora del edulcorante G. D. Searle & Company que aseguran que éste no presenta ningún riesgo para la salud humana.
Desde hace 25 años, el producto está autorizado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, FDA. La venta del aspartamo, con sólo cuatro calorías, 200 veces más dulce que el azúcar y comercializado con las marcas NutraSweet y Equal, factura 570 millones de dólares al año. Se calcula que unos 350 millones de personas en el mundo, muchas esperanzadas en bajar de peso, lo consumen diariamente en 6.000 tipos de alimentos. Sólo en Europa se venden 2.000 toneladas anuales del producto.
Aplicar el principio de precaución
Aunque no se puede afirmar que un consumidor de aspartamo desarrollará cáncer, el riesgo existe. Ciertamente, es necesario realizar más estudios para obtener una mayor precisión de la cuantificación del riesgo. Por este motivo, es necesario aplicar el principio de precaución y evitar los productos que contengan aspartamo, el edulcorante E951.
Fuente: www.terra.org