Supón que estás a punto de salir de viaje con tus hermanos… ¿con cuál de estos escenarios te sientes más identificado?
Llevas semanas planeándolo: hiciste reservaciones en hoteles y restaurantes, llevaste el auto al taller, compraste un mapa de las carreteras y elaboraste una lista de lo que no puede faltar en el viaje.
Has corrido todo el día intentando no dejar cosas pendientes para poder irte tranquilo. Desde muy temprano traes en la camisa una mancha de café que te echaste encima debido a las prisas. A última hora recuerdas que el auto trae poca gasolina… no importa, podrás cargar el tanque ya de salida.
La idea de un viaje familiar te parece divertida. Nunca sueles planear mucho las cosas y este viaje no es la excepción. Como siempre, serás quien más aporte haga bromas y reviva anécdotas. Por la comida para el camino ni te preocupas, saber que tu hermano mayor llevará algo para todos.
Si la opción que te parece más familiar es la primera, es muy probable que seas el mayor. Si sientes una mayor identificación con la segunda, bien podrías ser el de en medio. Pero si la tercera descripción es la que mejor va contigo, todo apunta a que eres el menor.
La personalidad de cada hijo
De acuerdo con algunas investigaciones, ser el primero, el segundo o el tercer hijo podría ser un factor casi tan determinante de la personalidad como es la herencia genética.
Se dice que un niño nunca va a tener los mismos padres que otro, aun cuando formen parte de la misma familia. La explicación de esto es que los padres siempre actuarán de distinta forma con cada uno de sus hijos, quienes, a su vez, nunca asumirán un mismo rol. Si, desde pequeño, un niño adquiere el hábito de cuidar a los demás, por ejemplo, ese papel ya no estará disponible, razón por la cual sus hermanos asumirán otro; el de persona exitosa, por ejemplo.
Somos diferentes con cada uno
¿Recuerdas cómo era la relación con tu hijo mayor, antes de que nacieran sus hermanos? Por lo general, el primero de los hijos recibe un trato especial por parte de sus padres, pues con él experimentan emociones que nunca antes habían experimentado. Por otro lado, mientras no haya más hermanos en casa, el primogénito simple y sencillamente no tiene que compartir con nadie más el cariño y la atención de sus papás.
El segundo hijo, en cambio, suele crecer bajo la sombra del mayor, quien ya le lleva cierta ventaja en cuanto a desarrollo, por lo que es normal que sea más fuerte y más competente en diferentes aspectos. Además, cuando llega, los padres están un poco más cansados y menos entusiasmados que cuando llegó su hermano mayor, así que es muy probable que no pongan tanta atención a los detalles como en la primera vez. A estas alturas, los papás ya saben que un bebé es más resistente de lo que parece, y suelen ser más flexibles.
El hijo mayor: líder y responsable
Frecuentemente, los hijos mayores tienen más cosas en común con otros primogénitos que con sus hermanos. Dado que sus padres pusieron tanta atención sobre ellos cuando eran los únicos niños en casa, tienden a ser muy responsables, cuidadosos, equilibrados y confiables. Son, en cierta, forma, una proyección de sus padres.
Si eres hijo mayor, es muy probable que te caracterice tu capacidad de liderazgo, ya que eres propenso a hacer las cosas de manera sistemática y ordenada, además de estar acostumbrado a ser guía de los demás desde que asumiste ese papel con tus hermanos. Otro rasgo común entre hijos mayores es cierta propensión a un carácter melancólico, provocado por un sentimiento de pérdida que los acompaña desde que nació su hermano menor; es decir, desde el momento en que perdieron ese lugar especial que les daba ser únicos.
El hijo de en medio: social y negociador
Si te tocó ser el hijo de en medio, es probable que te caracterices por ser comprensivo, cooperador y flexible, aunque eso no significa que también puedas ser una persona competitiva.
Es probable que tengas un círculo de amigos tan cercanos que podrías considerarlos casi como una segunda familia. En ellos encontrarás la atención que tal vez no recibiste en casa. Otro aspecto que caracteriza a los hijos de en medio es su capacidad de negociación, una habilidad desarrollada desde pequeños, una vez que entendieron lo que tenían que hacer para ganar la atención de sus padres, que antes estaba por entero en el hijo mayor.
La capacidad de negociación frecuente en un hijo de en medio suele complementarse con ciertas habilidades sociales; cuando esto ocurre pueden darse casos de personas emprendedoras a gran escala.
El hijo menor: simpático y seductor
Si te tocó ser el menor de la camada, te habrás dado cuenta de que tus papás siempre han sido menos aprensivos contigo, pues apareciste en un momento en que ellos ya tenían experiencia criando niños y habían adquirido confianza como cuidadores. Esta es la razón por la que tal vez no hayan puesto tanta atención a tus movimientos como la pusieron con tus hermanos mayores, lo que te impulsó a desarrollar otro tipo de habilidades para ganar su atención, como un gran carisma y simpatía.
Por lo anterior, no es raro encontrarse con hijos menores que han optado por hacer una carrera en el negocio del entretenimiento: actores, comediantes, escritores…
El lado positivo de que tus padres no hayan estado tan atentos a lo que hacías o dejabas de hacer es que siempre has tenido más libertad que tus hermanos, lo que te ha hecho también más independiente.
El hijo único
Si eres hijo único, lo más probable es que hayas crecido rodeado de gente adulta, algo que pudo haber acelerado tu proceso de maduración. También es probable que esta misma circunstancia haya sido factor para que desarrollaran tus habilidades verbales de una manera especial.
El hecho de haber pasado tanto tiempo solo pudo haber potenciado tu creatividad e ingenio, además de haberte formado muy independiente. Como hijo único puedes tener muchas cosas en común con hijos mayores.
Conclusiones finales
Independientemente del orden en el que hayan nacido nuestros hijos, es importante que, como papás, nos enfoquemos en crear un ambiente positivo, seguro, saludable y estimulante para ellos. Entender cómo es la personalidad y el temperamento de cada uno de ellos, será fundamental para saber de qué manera apoyarlos para que potencien al máximo sus capacidades.
Entender que tu hijo mayor tiende a sentirse demasiado responsable, por ejemplo, será fundamental para saber que sería mejor no darle una carga tan pesada. De igual manera, reconocer que el menor de la casa está creciendo en un ambiente menos estricto puede ser muy útil para entender que tal vez sea necesario poner más atención en el tema de la disciplina.
Como papás es de suma importancia permitir a cada uno de nuestros hijos que busque su propio camino, independientemente del papel que le tocó desempeñar dentro de la familia.
Fuente: psicologiaparaninos.com