Los ronquidos alternan el sueño y hasta la memoria
“¡Auxilio, vivo con alguien que ronca toda la noche!”. Ese seguramente, es el SOS de muchas personas, que por años no han sabido que hacer con un papá, un esposo, un hermano que ronca.
Y es que ellos, los hombres, son más propensos a producir ese incómodo ruido que termina por alterar el sueño de otros, pues está directamente relacionado con el índice de masa corporal, que entre más alto sea amplía las mayores posibilidades de roncar.
Explica Jorge Ignacio Puerta Ayala, jefe del posgrado de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello de la Universidad de Antioquia, que otra de las causas de este fenómeno es la obesidad, “que hace que se acumule tejido graso en las paredes faringeas laterales y eso provoca que el tubo por donde pasa el aire se vuelva más estrecho, haya obstrucción y por supuesto, ronquido”.
Y si para acabar de completar el roncador de vez en cuando se toma un trago y le suma el cigarrillo, que se tengan los demás, pues con seguridad los ronquidos se elevarán en sonoridad o en frecuencia.
“El alcohol es un depresor del sistema nervioso central y cuando se ingiere o se consumen sedantes se deprime el estado de conciencia, los músculos se relajan más de la cuenta, entonces se colapsa la vía aérea y se pierde el tono de los músculos”, señala Puerta.
Sufren todos
Es que roncar ha causado desde divorcios hasta pérdida de trabajos y problemas académicos, no porque se duerma cerca al jefe o los compañeros de estudio, sino porque los ronquidos afectan la calidad del sueño y es posible que provoquen dificultades de concentración, de memoria, así como fatiga e irritabilidad, lo que tiene un impacto negativo en las relaciones.
“Cuando la persona ronca y tiene periodos durante el sueño en los que parece que su respiración se detiene, es necesario descartar un síndrome de apnea obstructiva del sueño. En este síndrome, la persona sufre una ausencia transitoria de la respiración durante el sueño y esto afecta la calidad del mismo, generando un impacto negativo en el funcionamiento cerebral, ya que el cerebro depende del sueño y del oxígeno para funcionar. Es por esto que una persona que ronca, puede presentar de forma secundaria, problemas de memoria”, advierte Julián Carvajal Castrillón, neuropsicólogo del Instituto Neurológico de Colombia.
A la vez que el entorno sufre, otros sistemas del cuerpo también se ven afectados, pues es posible que la persona desarrolle trastornos sistémicos como alteraciones cardiovasculares, aumento de la presión, hipertensión pulmonar, mayor riesgo de enfermedad cerebrovascular (derrame), de arritmia y, obviamente, incrementa el riesgo de accidente de tránsito y laboral.
¿Por qué roncamos?
En términos muy simples, roncar no es más que una obstrucción del flujo respiratorio. Técnicamente, lo que ocurre es una vibración anormal entre la úvula, la parte final del paladar blando, y la lengua. Esa vibración es la que causa el ronquido y se da siempre durante el sueño porque es un momento de relajación.
Cuando el que ronca es un niño, Carvajal aconseja “descartar una causa orgánica, por lo que es recomendable consultar al otorrinolaringólogo. El niño también puede presentar apnea del sueño, que en el día puede manifestarse con dificultades para estar atento en las clases y exceso del sueño. Es decir, un chico con apnea puede presentar con el tiempo problemas de memoria y concentración, y la manera de prevenirlo es intervenir esta situación, para lo cual es necesario la consulta al especialista”.
En ese sentido complementa Puerta que los más pequeños pueden roncar por un fenómeno de aumento en los tejidos que tienen en la garganta: las amígdalas, los adenoides y además, los cornetes. Estos últimos se ven más afectados cuando los niños tienen altos niveles de alergia.
Cómo manejarlo
Roncar es un asunto que no debe pasarse por alto, pues además de incómodo puede alertar otro tipo de patologías. Para controlarlo, entre la consulta al médico y el tratamiento están bajar de peso, evitar las sustancias sedantes, disminuir el consumo de alcohol y tabaco. Finalmente, dormir siempre de lado, nunca bocarriba, es una clave para no ignorar.
Fuente: www.vanguardia.com