La vio por Internet y le pareció práctica. Divertida. Fuera de lo común. Novedosa. Mientras la construía en su casa, de a tanto, como quien mata el tiempo libre, cayó en cuenta que este pasatiempo podía mejorarle la vida a aquellos que más necesitaban. Y hoy lo confirmó.
Un vecino de Nogoyá, una ciudad a 500 km de la capital de Entre Ríos, armó una bici-silla que terminó donando a la Escuela de Educación Integral Nº 8 “El Arca de Noé”. Así, desde esta tarde, al menos 170 chicos disfrutan de esta nueva movilidad que les facilitará el traslado dentro de la institución y que, además, los divierte.
“Mi papá me donó la bici cuando le conté y es la primera que hago”, le contó a TN.com.ar Juan Carlos Amarillo, de 43 años, el protagonista de esta historia solidaria que llegó a TN y la Gente, la web de periodismo ciudadano de este portal.
La construcción de la bici-silla le tomó cuatro meses y tuvo una repercusión que no se esperaba. Cuando publicó las primeras fotos en su Facebook, papás de nenes con capacidades especiales que viven en otras provincias le escribieron preguntándole por más modelos para sus hijos.
“No pensé que esto podía pasar. Les dije que estoy lejos y que no puedo tomar las medidas para adaptarlas a sus hijos”, explicó Amarillo, que trabaja de herrero hace años. Según reconoció no planea “por ahora” hacer más de estas bici-sillas y tampoco lucrar con las consultas que le llegaron a su cuenta.
Ayer, con la ayuda de amigos, hizo la primera prueba con uno de los chicos para medir el cinturón y ajustar los últimos detalles. “Hoy ya la entregamos a la escuela y estaban todos muy emocionados”, cerró. Es que, claro, no había que decir nada más.
Fuente: tn.com.ar