En el video puedes aprender hacerte tu propia “botella comestible”. ¿Cómo deshacerse de las numerosas botellas de plástico que invaden nuestras vidas y contaminan el medio ambiente? La respuesta la tienen tres estudiantes de diseño industrial que han creado el primer envase de agua comestible.
El agua embotellada es una mala idea. El plástico se demora cientos de años en degradarse, cuesta más por litro que la gasolina y su preciado contenido, el agua, debiese ser un bien disponible para todos en todas partes.
Si miramos la forma de consumir de la sociedad actual, es imposible no percatarse de que el plástico nos rodea. Parece improbable que nos deshagamos de él. Está en todas partes y en la mayoría de los productos que consumimos, tanto es así, que parte del agua que consumimos está ligada al plástico. Concretamente al PET, que si bien es reciclable, no en todo el mundo los sistemas de reciclaje de plástico son tan buenos y la sociedad está tan concienciada como para reciclar todo el PET que se produce.
Por eso, en los últimos años surgieron alternativas que van desde envases de origen vegetal, hasta prendas de vestir que reutilizan el material.
Sin embargo, la propuesta más revolucionaria llegó recientemente de la mano de estudiantes de diseño de Londres. Se trata de Ooho, un envase biodegradable y comestible que se puede crear en el hogar.
Se trata de Ooho, un envase biodegradable y comestible que se puede crear en el hogar.
Inspirados en técnicas de gastronomía molecular, el español Rodrigo García González y los franceses Guillaume Couche y Pierre Paslier diseñaron esta especie de ‘bolsa’ hecha a base de algas pardas y cloruro cálcico. Las dos capas de membrana se consiguen a través de un proceso culinario llamado esferificación, por el cual los alimentos se encapsulan con texturas de gelatina. Antes de envasarla, el agua debe congelarse para evitar que se mezcle con los otros ingredientes.
Este es el sencillo proceso que utilizaron para crearlo:
1. Al sumergir una bola congelada de agua en una solución de cloruro de calcio, se forma una capa gelatinosa en el exterior del líquido.
2. Luego al empapar la bola en otra solución hecha de extracto de algas pardas, se encapsula el hielo en una segunda membrana. Esto refuerza la estructura y espesa el molde.
Al manipular el agua como un sólido durante la encapsulación, el alga y el calcio se mantienen dentro de la membrana y fuera del agua. La doble membrana gelatinosa es tan fuerte como la piel de una fruta. Incluso se puede colocar una etiqueta entre ambas capas sin utilizar adhesivos y proteger el interior higiénicamente.
Este proceso, llamado esferificación, es un truco culinario que se realizó por primera vez en 1946 –se utiliza por ejemplo para modelar el caviar falso–. Y hacer una sola bola de agua tiene un costo de apenas dos centavos de dólar.
El resultado es un envase sencillo, resistente, higiénico y biodegradable, que propone reemplazar a las clásicas botellas de plástico. Otra característica es su bajo costo, dado que producir cada ‘bolsa’ demanda un par de centavos (a diferencia del agua embotellada, donde lo más caro resulta el PET). De acuerdo a sus creadores, los consumidores más habilidosos pueden crearlas por su propia cuenta y hasta probar nuevas recetas (aquí hay algunas propuestas del chef español Ferran Adrià).
Aunque Ooho no se caracterice por ser una delicia, se puede comer sin ningún inconveniente. Si la idea es desecharla, sólo basta con perforar la membrana y extraer el líquido.
Fuente: diarioecologia.com