El auge en los últimos tiempos de los cigarrillos electrónicos ha sido espectacular. ¿Son tan buenos como se dice o son el timo científico de moda?
El funcionamiento de estos novedosos cigarrillos electrónicos es aparentemente sencillo. El dispositivo cuenta con una boquilla, en la que se sitúa un cartucho recambiable o recargable lleno de líquido. Este líquido contiene una mezcla de propilenglicol y/o glicerina vegetal, diferentes concentraciones de nicotina y como opción, sabores y aromas varios.
Cualquiera que haya fumado alguna vez estos eCigs verá que al inhalar, el flujo de aire que tomamos es detectado por un sensor. Esta acción permite a su vez la activación de un nebulizador, encargado de inyectar pequeñas gotas de ese líquido en el aire que tomamos. También se activa de forma simultánea una luz LED al final del aparato, que ayuda a simular mejor el acto de fumar.
Los neumólogos han advertido de que los cigarrillos electrónicos contienen "algunas sustancias idénticas" a las que llevan los pitillos convencionales y han hecho hincapié en que pueden causar cambios en los pulmones a corto plazo muy parecidos a los que se producen al fumar los cigarros normales.
Esta es una advertencia que hacen los miembros de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
Los efectos a nivel respiratorio se pueden observar en un reciente estudio, donde se evaluó el impacto del uso del 'e-cigarrillo' en la función pulmonar durante 10 minutos en pacientes no fumadores y en fumadores sanos o con patología con obstrucción crónica de la vía aérea (asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
Los principales resultados, según el doctor Solano, mostraron que el cigarrillo electrónico aumentaba de forma inmediata la resistencia de la vía aérea y disminuía su poder conductor del aire a través de la misma.
Fuentes: elperiodico.com,
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