Ante el problema de acomodar la gran cantidad de bicicletas que circulan por la ciudad de Tokyo, los japoneses apelaron una vez más a la tecnología.
Un enorme aparcamiento subterráneo en la capital nipona permite almacenarlas eficientemente haciendo uso de un enorme robot, similar a los que se utilizan en una fábrica.
Estos aparcamientos pueden guardar cientos de bicicletas y permiten a sus dueños recuperarlas en cuestión de segundos.