"La educación que reciba hoy, será su economía mañana", dice Andreas Schleicher de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), quien se ha convertido en una de las figuras más influyentes del mundo en materia de educación.
Los estándares actuales de la educación en todo el mundo se darán a conocer la próxima semana, cuando se publiquen los resultados del Programa de la OCDE para la evaluación internacional de estudiantes, mejor conocido como PISA, por sus siglas en inglés.
De estas largas pruebas, que se realizan cada tres años, se obtienen los rankings internacionales de educación para más de 60 países y decenas de administraciones regionales, con base en las pruebas de lectura, matemáticas y ciencias tomadas por más de 500.000 estudiantes de 15 años de edad.
Y en el futuro podrían volverse aún más grandes, asegura Schleicher, quien también quiere desarrollar un ranking de la OCDE para las universidades.
Las pruebas también han puesto en evidencia el rostro cambiante del mundo de la educación. PISA ha registrado el surgimiento y auge de países y ciudades de Asia, como Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Shanghái, en donde la inversión en educación es vista como una manera de acelerar los avances de sus economías.
Pero, ¿cómo pueden ser realmente justas las comparaciones internacionales de los estándares de educación? ¿Tiene algún sentido comparar a países tan distintos como Finlandia, Perú y Vietnam?
Schleicher es un sólido defensor de tales comparaciones, diciendo que aunque sean justas o no, los jóvenes de todos los países están compitiendo entre sí en una economía globalizada. Las habilidades que aprendan serán muy importantes para su vida.
"No se trata de la élite, los pobres son quienes se ven afectados por la globalización, son ellos los que van a perder sus puestos de trabajo porque no se están manteniendo al día con las habilidades del otro lado del mundo".
En cuanto a la metodología, los resultados de las pruebas se basan en una muestra representativa de alrededor de 5.000 alumnos de cada sistema escolar, que es supervisada por la OCDE. Algunas muestras tienen números más grandes: 12.000 en el Reino Unido y 38.000 en Italia, por ejemplo.
Las pruebas, diseñadas por investigadores australianos, deben tener preguntas culturalmente neutrales, que sean tan relevantes en Túnez como en Estonia.
Los nuevos resultados también proporcionarán una imagen mucho más detallada de las diferencias regionales. Se mostrará cómo el estado de Massachusetts en Estados Unidos o cómo una región de España o Italia se habrían desempeñado si hubieran sido clasificados como un país.
Y ésta no es sólo una gigantesca fiesta de datos. Hay un propósito humano de todo esto, dice Schleicher.
Estos exámenes muestran las deficiencias en algunas habilidades básicas que necesitan los jóvenes. Y si estos chicos abandonan la escuela sin estas destrezas, "ese vacío será muy difícil de solucionar a posteriori".
"En EE.UU. todo el sistema se deterioró. En Europa hay 80 millones de personas que no saben leer mejor que un niño de 10 años de edad".
"¿Qué hacer con esta gente? Ese es el verdadero reto. Los países con buenos sistemas escolares tienen grandes activos".
Fuente: www.bbc.co.uk