La obesidad y el sobrepeso provocan unos daños en el hígado similares a los que produce un consumo excesivo de alcohol, y que puede desembocar en cirrosis, pese a que el paciente sea abstemio, según pone de manifiesto un estudio realizado por el Instituto de Investigación Primaria Jordi Gol.
El denominado hígado graso es una enfermedad que crece progresivamente en los países occidentales y puede alcanzar una prevalencia del 30 por ciento, y que se desencadena por factores asociados al síndrome metabólico como son la obesidad, hiperglucemia, dislipemia e hipertensión arterial.
El trabajo se ha desarrollado en 700 pacientes, con una medida de edad de 55 años, de los que la mitad no tenían antecedentes hepáticos ni consumían alcohol en exceso, pero presentaban hígado graso --detectado en una ecografía abdominal--.
"Los resultados muestran que variables como la obesidad, el sobrepeso o la resistencia a la insulina van muy ligadas a la presencia de hígado graso no alcohólico", ha señalado el investigador del Idiap Llorenç Caballería.
Adicionalmente, los investigadores han constatado que esta enfermedad no afecta solo a personas adultas, sino que puede producirse a cualquier edad, lo que "seguramente es debido al aumento de la obesidad en las sociedades occidentales".