Tenía 16 años y sobrevivió con ayuda pública para comer.
Jan Koum, el ucraniano de 37 años que fundó WhatsApp, no quiso firmar el contrato de venta de su servicio de mensajes por 19.000 millones de dólares en la sede de su empresa en Mountain View, a las afueras de San Francisco.
Lo hizo a un par de manzanas, apoyado en la puerta de un cristal de un edificio abandonado que antes era una oficina de los servicios sociales del condado y que aún tiene la sombra de las letras despegadas. En los 90, cuando él era un adolescente, Koum hacía cola allí con su madre para solicitar la cartilla de ayuda pública para comer. Este jueves, el nuevo multimillonario quiso que él, su colega Brian Acton y el inversor Jim Goetz oficializaran la venta de la empresa a Facebook en ese lugar. Se estima que a Koum le tocan unos 6.800 millones de dólares.
El ucraniano llegó con 16 años con su madre a Estados Unidos desde un pueblo cerca de Kiev y huyendo de una vida en la que no había agua caliente en casa, no se podía hablar de política en público y los judíos eran discriminados. Su padre murió antes de que pudiera seguirlos. Su madre cuidaba de niños y el joven ayudaba en un supermercado. El chico sobrevivía con trabajos por horas y la asistencia pública que recibió su madre cuando le fue diagnosticado un cáncer. Koum no estudiaba mucho, pero aprendió informática con manuales usados y conversaciones en chats de 'hackers'.
Su madre murió en 2000, cuando Koum ya había conseguido ser independiente. Entonces había dejado la Universidad y trabajaba como ingeniero en Yahoo. Allí conoció a Acton, cinco años mayor que él y que se convirtió en su mentor y amigo. Pronto empezaron a compartir horas de 'frisbee' y de quejas por la obsesión de sus jefes con la publicidad.
En 2007, Koum y Acton dejaron Yahoo. Con sus ahorros, se dedicaron a viajar por Sudamérica y a intentar suerte con nuevos proyectos. Se presentaron a ofertas de trabajo en Facebook, pero la red social no los cogió.
En enero de 2009, Koum se compró un iPhone y empezó a debatir con amigos rusos sobre posibles aplicaciones. Su primera idea fue una aplicación de actualizaciones de estado para informar a los contactos de que alguien estaba ocupado. El día de su cumpleaños de ese año, el 24 de febrero, fundó WhatsApp. No tenía infraestructura y ni siquiera tenía claro el servicio.
Esa primavera, la primera aplicación básica fue un juego entre amigos que funcionaba sólo a ratos. Koum estuvo a punto de abandonar la idea. Pero su amigo Acton le consiguió los primeros inversores, antiguos colegas de Yahoo dispuestos a invertir 250.000 dólares. En 2011, Sequoia, el fondo de capital riesgo, invirtió ocho millones de dólares y el sistema se convirtió en la gran operación que, entre otras cosas, obligó a Koum a tener más vida pública.
El ucraniano es poco amante de la prensa. En noviembre de 2011, explicaba al 'Financial Times' en su primera entrevista a un periódico: "Nuestras personalidades nos impiden buscar cobertura de prensa y atención".
Ahora empieza a contar su historia, con pocos detalles seleccionados y conectados con las características de WhatsApp. "Crecí en una sociedad donde todo lo que hacías se espiaba, se grababa y se chivaba. Cuando era niño, tenía amigos que se metían en líos por contar anécdotas de líderes comunistas", explica en el último número de la revista 'Wired' para justificar su obsesión con recoger los mínimos datos posibles de sus usuarios. "Puedes leer '1984', pero vivir allí era experimentarlo", asegura.
Fuente: www.elmundo.es