Carta de un padre a un hijo

 
Related

¿Pereza?. Combátela con la regla del minuto, un interesante y sencillo método japonés

Jose
1856 points

¡Sale al mercado el invento que nos hará decirle adiós a la cuenta de luz!

Jose
11902 points



Most recent

¿Cómo hacer las cerraduras de tu furgoneta aún más seguras?

MaríaGeek
14 points

Cinco hábitos poco conocidos para proteger los datos de su empresa de un ciberataque

Prensa
24 points

Thanksgiving Day: Propuestas para la celebrar esta fecha en Bogotá

Viajes y turismo
18 points

Más allá del blanco y negro: El pensamiento binario en la crítica y su impacto en el diálogo

Carlos Eduardo Lagos Campos
80 points

Bansat conecta a Colombia con soluciones integrales de telecomunicaciones

Tecnologia
14 points

La verdad duele

La verdad si importa
14 points

Portworx de Pure Storage extiende las capacidades de la plataforma para acelerar las cargas de trab

Patricia Amaya Comunicaciones
16 points

Un robot USA que puede salvar al mundo

NOTICIAS de ETF
18 points

La imposición de la instalación de micros medidores de la empresa veolia vs usuarios.

Luis Horgelys Brito Ariza
44 points

SIBARITOSIS PARASITARIA

Octavio Cruz Gonzalez
8 points
SHARE
TWEET
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor.

Carta de un padre a un hijo

Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.

Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.

Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.

A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. ¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?

Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.

Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?... ¿Vienes a despedirte?

No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.

Sentí que mi alma se quebrantaba.

"Hasta mañana papito" me dijiste.

¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?

Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual. Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabías demostrar amor.

¿Por qué me costaba tanto trabajo? ¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo?
Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación...
Algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.

Fuente: www.babysitio.com
SHARE
TWEET
To comment you must log in with your account or sign up!

Comentarios más recientes
Lourdes Fernandez
Me ha puesto la carne de gallina ¡ cuantos herrores cometemos !
 
Titi Bellenger
Es demaciado hermosa la carta!!!
 
 
Featured content