El peligro de vivir a dieta puede desconocerse o bien no percibirse hasta que realmente las consecuencias comienzan a ser notables en aspectos como el físico, emocional y psicológico: la salud se deteriora notablemente cuando, por ejemplo, nos encontramos en un estado permanente de reducción de calorías.
Vivir a dieta
Con tan solo escribirlo ya me da escalofríos; ¡qué vida más triste! Privarnos de los alimentos y comidas que más nos gustan sin padecer de ninguna enfermedad por la que debamos restringirnos es realmente un sacrificio y auto castigo; más aún cuando es una actitud que se sostiene de forma constante en el tiempo.
Algunos perjuicios de vivir a dieta
Mala digestión
Insomnio
Falta de energía
Problemas hormonales
Fatiga
Problemas de tiroides
Por otra parte, viene muy bien tener en cuenta que el hacer dieta a la larga juega en contra de lo que realmente deseamos lograr, lee lo que te sucederá si vives a dieta:
Aumentará tu apetito
Ralentizaras tu metabolismo
Ingieres menos calorías, por lo que tu cuerpo las absorbe antes y provoca sensación de hambre
Tendrás más deseos de comer alimentos ricos en grasas
Pierdes energía
Sentirás frio siempre o con mayor frecuencia
Dejarás de distinguir entre hambre y satisfacción, con lo cual, el factor emocional entra en juego a la hora de comer
Disminuye tu masa muscular
Incrementa los depósitos de grasa y reduce las enzimas que la liberan
Esto no quiere decir de ninguna forma que se promueva el exceso de peso, hay personas que sufren de obesidad y por supuesto que deben someterse a una dieta, pero razonable y controlada por un profesional.
Restringir la cantidad de calorías por tiempo indeterminado puede conllevar desnutrición, también puede hacerlo el estar de modo constante saltando de una dieta a otra; ya que sin que seamos conscientes, el cuerpo sufre un importante estrés e impacto a los que debe adaptarse; por supuesto que no está dentro de su ritmo natural, y por ello es perjudicial.
Se puede bajar de peso comiendo saludablemente y haciendo ejercicio de manera regular, solo hay que tener sentido común y conectar con el propio bienestar, dejando de lado los cánones que impone la sociedad como “correctos y saludables”. Solo tú sabes con qué peso te sientes vital y sana.