En plena gira por Asia-Pacífico del presidente Obama y el refuerzo de compromisos de la presencia militar de EE.UU. en la región, el líder norcoreano Kim Jong-un instó a su Ejército a estar preparado para ganar cualquier confrontación con EE.UU.
El llamamiento se hizo tras celebrarse en Seúl una reunión entre el presidente Barack Obama y su homóloga surcoreana Park Geun-hye, donde se abordó la cuestión nuclear de Corea del Norte. El mandatario de EE.UU. declaró que Corea del Norte supone una “directa amenaza no solo para la región asiática, sino también para los Estados Unidos”. En esta situación ambos presidentes coincidieron en que “Corea del Sur y EE.UU. harán lo posible con el fin de repeler nuevas provocaciones de Pyongyang”.
Entre otras medidas, Kim Jong-un subrayó la necesidad de mejorar la función y el papel de los órganos políticos en las filas del Ejército, para “poder ganar la victoria tras la confrontación con EE.UU.”.
“En un momento en el que Corea del Norte amenaza con nuevas provocaciones y habla abiertamente de la posibilidad de una nueva prueba nuclear, la visita del presidente Obama a Corea del Sur será una importante advertencia de que no toleraremos provocaciones de Corea del Norte”, enfatizó la mandataria surcoreana y añadió que “si Corea del Norte realiza provocaciones, no ganará, sino que enfrentará el aislamiento internacional”.
En plena tensión en la zona por los conflictos territoriales con China, Obama acordó con Filipinas un documento según el cual EE.UU. mantendrá una fuerte presencia militar en las islas durante 10 años más. El objetivo de la gira por Asia y Pacífico del presidente Obama es intentar restablecer la fidelidad de las principales potencias de la región y demostrar que Washington es un actor político activo en esta parte del mundo.