Muchos padres suelen tener extremo cuidado e incluso intervienen en los juegos de los niños, en oportunidades hasta tratan de resolver los conflictos, pero esto puede comprometer su desarrollo psicológico.
Médicos, psicólogos y pedagogos coinciden que el juego libre, espontáneo y sin supervisión de los padres son beneficiosos para contrarrestar las enfermedades mentales infantiles.
La depresión y ansiedad pueden tener su origen en el estricto control de los padres durante el tiempo de juego de los niños.
"Decidir con quién, dónde, cuándo y a qué jugar obliga a negociar, pactar, tomar decisiones, asumir riesgos… Y eso mejora la confianza y la resiliencia", expone Jaume Bantulà Miembro del Observatorio de Juego Infantil.
El especialista explica que muchos niños se ven privados de esta experiencia de aprendizaje debido a la constante vigilancia y sobreprotección de los padres.
El monitoreo constante de las actividades infantiles ocasiona una notable falta de libertad para jugar y explorar por ellos mismos, para desarrollar intereses propios y aprender a controlar su vida y emociones.
Katia Hueso, confundadora del Grupo de Juego en la Naturaleza Saltamontes, la primera escuela infantil al aire libre de España, asegura que los niños que dependen de los padres van a tener problemas para resolver sus problemas en la edad adulta.
Múltiples factores inciden en la superprotección de los padres, la vida en las ciudades, los horarios laborales y las políticas infantiles limitan el juego independiente de los niños en la calle.
Por Cecilia Nava
Fuente: www.nuevamujer.com