En el mundo existen dos tipos de personas: los que se esperan hasta el último minuto posible para colgar sus decoraciones navideñas y los (las tías) que tan pronto llega octubre empiezan a sentir el espíritu navideño y a poner decoraciones por todos lados (hasta le ponen decoraciones de Halloween al arbolito para tener una excusa para ponerlo antes). Y aunque los primeros son los que nos parecen más normales (y menos intensos), la ciencia dice que estar en el segundo grupo podría darte toda la felicidad que necesitas en tu vida.
Si eres de los que no pueden resistirse a las decoraciones, las canciones y los postres de temporada y tienen un calendario en el que marcan “los días hasta Navidad” (y de los que tienen las decoraciones guardadas en un lugar especial y mueren por sacarlas de sus cajas desde que pasa el 16 de septiembre) te tenemos buenas noticias.
Según los psicólogos, las personas que ponen sus decoraciones de Navidad antes de lo “socialmente aceptable” o lo “normal” tienden a ser más felices que los que se esperan a que la temporada de fiestas esté más cerca para hacerlo.
Los expertos dicen que colgar tus decoraciones navideñas te recuerda a tu infancia, te ayuda a conectarte con tu niño interior, y la época en la que tu única preocupación era la de qué regalo ibas a abrir primero o si las galletas que dejaste bajo el árbol le iban a gustar a Santa, y el concepto del estrés era algo ajeno y extraño de lo que solo los adultos hablaban.
El psicoanalista y fundador de MindFixers, Steve McKeown, dice que “En un mundo lleno de estrés y ansiedad, a la gente le gusta asociarse con cosas que los hacen felices y las decoraciones navideñas evocan esos fuertes sentimientos de la infancia. Las decoraciones son simplemente un ancla o camino hacia esas emociones mágicas de la infancia. ¡Así que poner esas decoraciones navideñas antes de tiempo extiende la emoción!”
Y eso no es todo, un estudio publicado en el Journal of Enviromental Psychology asegura que decorar tu casa te hace ver más amigable (o menos hater) y te ayuda a crear vínculos con tus vecinos y tu comunidad, porque no les da miedo que puedas ser el Grinch en persona o que vayas a lanzarles algo si ves que se acercan.
Pero no todo lo navideño es bueno (así que no exageres), según la psicóloga Linda Blair (que no debes confundir con la niña de El Exorcista) escuchar demasiados villancicos puede tener un efecto negativo en tu cerebro. La música navideña afecta tu concentración y tu productividad.
Así que todo se trata de encontrar un balance. Puedes colgar tus decoraciones cuando quieras, pero si no quieres perder la cabeza, no pongas villancicos todo el tiempo y a todo volumen, eso solo va a hacer que tus vecinos te odien.
Por: Paloma González
Fuente: www.gq.com.mx