¿Campaña de vacunación o campaña de exterminio?
Mario Lamo Jiménez
En dos minutos y 19 segundos Karen Durán dejó un testimonio antes de morir donde explica claramente las causas de su enfermedad y de lo que sería su muerte:
“Tenemos que ser conscientes que sí fue la inyección del papiloma humano”, afirma Karen al principio del video. En el mismo se la ve delgada, ha perdido pelo, ya no es la niña que fuera antes de recibir la vacuna, pero habla con absoluta claridad mental: “A los señores doctores y al gobierno no les conviene decir que fue la inyección”.
(Ver:
https://www.youtube.com/watch?v=1L1cewRZEGU&feature=youtu.be)
Y tenía toda la razón; el gobierno ha ignorado por completo los efectos secundarios de esta vacuna que ya ha matado a cientos de niñas y enfermado a miles desde Australia hasta Dinamarca y desde Fusagasugá (de donde era oriunda Karen) hasta la India. La vacuna supuestamente sirve para prevenir el contagio con el virus del papiloma humano, el cual también supuestamente es el causante del cáncer del cuello uterino. Sin embargo, hasta el momento, nadie ha comprobado que esa vacuna haya prevenido ningún cáncer y sí está comprobado que ha causado miles de víctimas por sus letales efectos secundarios.
El Instituto Nacional de Salud (INS) , en un informe blanqueado sobre el caso de las niñas vacunadas en Carmen de Bolívar, afectadas por la vacuna, se lavó las manos, sin siquiera tratar de investigar la verdadera causa de su enfermedad o sea la vacuna, diciendo que se trataba de una “enfermedad psicogénica masiva”, cuando los males, lejos de ser imaginarios, son absolutamente reales; son discapacitantes y mortales.
Como relata Karen, el 23 de enero fue operada en Bogotá “por un problema del pulmón”. Karen narra su sufrimiento y cómo había quedado confinada a la cama, ya no podía caminar, no podía ir al baño ni bañarse por su cuenta.
Karen levanta su mano derecha y muestra cómo había perdido su movilidad, levanta su mano izquierda y cuenta que tiene “llaguitas”.
Karen mira con mirada triste a la cámara y dice al final del video: “Papitos, mamitas, es la inyección, y yo como mujer apoyo este 8 de marzo el NO a la vacuna del papiloma humano, vamos a luchar por la vida, digámosle sí a la vida y no a la vacuna del papiloma humano. ¿Por qué? Porque las mujeres somos sagradas y benditas, los quiero mucho”.
Sencillamente, la vacuna fue para Karen una condena de muerte, impuesta por el gobierno mismo, una inyección letal que le ocasionó la enfermedad por la que sufriría y moriría. ¿Es acaso humano vacunar a las niñas, sabiendo que algunas pueden sufrir horribles enfermedades y morir por las mismas? En Colombia, supuestamente no existe la pena de muerte, pero esta vacuna, en el caso de Karen fue el equivalente a la pena de muerte. ¿Con qué derecho está aplicando el gobierno una vacuna que puede ocasionar la muerte? ¿No es esto un delito? Y, si hasta a un condenado a muerte en los Estados Unidos se le asegura que no sufra al morir, ¿cómo explicar que el gobierno aplique una vacuna que causa un sufrimiento indecible para las víctimas, sus padres y familiares, y finalmente la muerte?
La pregunta es, ¿cuántas niñas más tienen que morir o quedar discapacitadas antes de que el gobierno pare de una vez este programa de vacunación? Actualmente hay cientos de casos alrededor del país de niñas enfermas por los efectos secundarios del Gardasil, sin que el gobierno esté estudiando seriamente cómo esta vacuna está causando víctimas innecesarias e inocentes y mucho menos pensando en detener la vacunación. Hay muchas más niñas como Karen, en las mismas circunstancias que precedieron su muerte, sin que el gobierno esté haciendo nada por tratarlas y lo que es más, creando nuevas víctimas.
Esta vacuna se empieza a aplicar desde los nueve años y cada día hay cientos de niñas más que cumplen nueve años. Todavía no están en edad reproductiva y el virus del papiloma humano es de transmisión sexual. En el 95% de las personas contagiadas, su propio sistema inmunológico acaba con el virus, sin embargo, se pretende vacunar al 100% de las niñas, sin importar que algunas vayan a sufrir terribles efectos secundarios que pueden acabar con su vida. ¡Esto no tiene sentido!
Si la General Motors tiene aunque sea un carro defectuoso que cause una víctima mortal, todos los carros de este modelo son de inmediato sacados del mercado, hasta que el defecto sea corregido. Sin embargo, si una vacuna ocasiona una muerte, la vacuna continúa en el mercado, como si nada hubiera pasado, ¿por qué? Los fabricantes de drogas, como Merck, el fabricante del Gardasil, tienen inmunidad en los Estados Unidos y no pueden ser demandados, no importa a cuántas personas maten. El gobierno colombiano acepta dócilmente y sin cuestionamientos una campaña de vacunación mortal y mundial en la que miles de mujeres y niñas están sufriendo atroces enfermedades autoinmunes, quedando paralizadas, estériles o muriendo al final de una enfermedad larga y tenebrosa que no solamente acaba con vidas sino que devasta familias y destruye comunidades enteras.
Antes de que empezara esta campaña de vacunación en Colombia, denuncié los posibles efectos secundarios de esta vacuna en un blog en eltiempo.com. El blog fue cerrado por eltiempo.com y el artículo censurado, (aquí se puede ver una copia del mismo publicada por La Hojarasca:
http://www.escritoresyperiodistas.com/NUMERO63/mario.htm)
Aún antes de que hubiera víctimas los medios ya estaban censurando esta horrible realidad, acerca de la cual no leerán ni en El Tiempo ni en El Espectador ni en la revista Semana, todos cómplices de facto de este acto de genocidio calculado y nefasto.
Es hora de que no haya más víctimas de la vacuna Gardasil, de los laboratorios Merck, fabricantes de la vacuna y de la miopía, desidia e incompetencia del gobierno colombiano, su Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud, todos partícipes de una campaña de vacunación que semeja más a una campaña de exterminio.