Una vez más Carmen de Bolívar estuvo en las noticias por una tragedia relacionada con la vacuna contra el virus del papiloma humano, Gardasil. Esta vez, una niña del corregimiento de Caracolí, del municipio Montes de María, desesperada por los efectos nocivos de la vacuna, decidió quitarse la vida, ingiriendo un herbicida llamado Paraquat, un poderoso veneno para el ser humano. Del 17 al 27 de junio permaneció hospitalizada, con la vida colgando de un hilo en el Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja, La Casa del Niño.
Según sus propios familiares, la vida para la niña se le había vuelto insoportable por todas las dolencias de que había empezado a sufrir después de que le administraran la vacuna Gardasil, la cual supuestamente servía para prevenir el cáncer del cuello uterino. La vacuna no solo no previno ningún cáncer uterino, sino que acabó con su vida.
Ya son por lo menos cinco las niñas muertas en el país por los efectos dañinos de esta malhadada vacuna sin que el gobierno se dé por aludido de que esta vacuna puede ser mortal y que además está dejando a cientos de niñas enfermas y discapacitadas por todo el país. Sin embargo, el problema NO es solo de Colombia. Ya hay víctimas de esa vacuna por todo el mundo, desde la India hasta el Japón y desde Australia hasta Argentina. En Dinamarca, Estados Unidos, Nueva Zelanda, España, México y Colombia, las niñas se están enfermando y muriendo por la vacuna sin que los gobierno detengan su aplicación. ¿Por qué? Hay que llamar a las cosas por su nombre, este es un plan de genocidio global, llevado a cabo por un grupo corrupto de banqueros, la industria farmacéutica, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y organizaciones tales como la Fundación Melissa y Bill Gates, quienes aliados con los gobiernos locales están obligando a las niñas a vacunarse en esta ruleta rusa que puede acabar con sus vidas.
Su plan NO es prevenir ningún cáncer sino usar vacunas que esterilizan, debilitan, incapacitan y finalmente matan para reducir la población planetaria y lograr sus oscuros fines de dominio global. Según ellos, la mejor manera de cometer un genocidio es hacerle creer a la persona a la que van a enfermar o matar que es por su propio bien. A través de las propagandas de radio y televisión y de campañas de salud, que más bien son de muerte, le hacen creer a la gente que la están ayudando a tener una mejor expectativa de vida cuando lo que está ocurriendo en la vida real es todo lo contario: ¿Vacunadas y enfermas a los 13 años? ¿Menopausia a los 15 años? ¿Paralizadas a los 16? ¿Muertas a los 17 o antes como la niña que se suicidó?
Hay que exigir una moratoria inmediata de esa vacuna asesina en Colombia y llevar el mensaje a los barrios, veredas, pueblos y ciudades: ¡No dejen vacunar a sus hijas con Gardasil! No previene ningún cáncer uterino pero las puede dejar estériles e incapacitadas de por vida, sino muertas.
Sofía Isabel, a sus tiernos trece años era una niña alegre, soñadora y amante de la vida. Nunca llegó a pensar que con la segunda dosis de la vacuna que le aplicaron en 2014 su vida se iba a desbaratar. Como otras niñas afectadas, sufría síntomas parecidos, desmayos, debilidad muscular, atrofia nerviosa y ya no podía funcionar como normalmente lo hacía. Ante el abandono del estado, la única solución que vio en su tierna vida fue el Paraquat. Cabe preguntarnos, si las niñas están recurriendo al suicidio para escapar de las horribles condiciones en que las ha dejado la vacuna contra el VPH, ¿acaso no es hora de detener esa vacuna de inmediato y empezar a atender con conciencia a todas las niñas afectadas?
Toda la sociedad debe exigir la moratoria de esta vacuna irresponsable y criminal, no queremos que nuestras hijas, hermanas, nietas o amigas sean víctimas de esta vacuna que en verdad es la madre de todas las enfermedades y la mayoría de ellas son incurables. Hay que exigirle al gobierno que atienda integralmente a la niña afectadas, ya que necesitan ayuda médica y psicológica, o si no, no se estarían suicidando por la desesperación.
Hay muchas cosas más en la muerte de Sofía además de la vacuna, el estado la asesinó dos veces, una con la vacuna, dos por su negligencia... negándose a aceptar que está enfermando y matando a las niñas con esta letal vacuna, para después abandonarlas a su propia suerte...
Mario Lamo Jiménez
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