A sus doce años, Ángel Ariel Escalante Pérez tomó una decisión que terminó siendo, literalmente, de vida o muerte. Unos pandilleros lo amenazaban con asesinarlo si es que no mataba al conductor de un bus. Se negó a hacerlo, fue lanzado desde un puente quedando gravemente herido y tras 15 días de agonía finalmente falleció. Aquí su historia.
El 18 de junio alrededor de la 1:00 p.m. un grupo de vecinos del asentamiento Jesús de la Buena Esperanza, ubicado debajo del puente Belice, en la zona 6 de Guatemala (Guatemala) encontraron al niño muy golpeado.
Unos seis pandilleros lo lanzaron desde el puente. Los socorristas, señalan los medios locales, lo oyeron contar que “querían que matara a un piloto y me tiraron del puente”.
Javier Soto, vocero de los Bomberos Municipales, comentó que las ramas de los árboles y la maleza en el área amortiguaron la caída de Ángel que tenía las dos piernas fracturadas.
"La caída fue de unos 125 metros. Usualmente, las personas que son lanzadas o se tiran del puente no sobreviven", dijo Soto.
En las redes sociales se difundió una foto en la que Ángel abraza a su padre luego de ser encontrado.
Tras 15 días en cuidados intermedios, el pequeño falleció en el Hospital General San Juan de Dios.
Ángel Ariel Escalante Pérez cursaba sexto de primaria en la escuela Carlos Benjamín Paíz Ayala, cerca del lugar desde donde fue lanzado. Le gustaba dibujar, la música y el fútbol.
Luego de ser velado en Guatemala, fue llevado a Managua (Nicaragua) en donde fue enterrado junto a la tumba de su tío que fue asesinado en 2007
Fuente: www.aciprensa.com