He decidido contarles mi impresión sobre el proceso de paz despues de leer que “El proceso de Paz es un proceso tramposo en el que nuestro presidente cobarde y mentirosamente nos fuerza la “PAZ”.
Me temo que la juventud y algunos adultos piensan más con los sentimientos y con el corazón, puesto en la ideología que se profesa, que con la cabeza, en castellano castizo, que se piensa con los intestinos... Permítanme esbozarles lo que yo pienso sobre la Paz , partiendo ineludiblemente de la guerra , toda vez que el país lleva 70 años en guerra y varias generaciones de ciudadanos no saben lo que es la paz, incluido yo.
Creo que las guerras ocurren con demasiada frecuencia. Nos basta, para dilucidar este aserto, con echarle una rápida mirada a la historia de la humanidad para comprender que las pocas etapas en que el ser humano no ha estado disparando o liándose a mamporros, sin causas justificadas, proliferan. Por otra parle los escasos periodos de paz los utilizan para preparar la próxima escalada de violencia.
Un sabio del que ahora se me escapa el nombre, problemas de la edad, afirmo que,”Si quieres conocer el futuro, estudia detenidamente el pasado” . Personalmente le rindo homenaje. Esta frase me llevo a leer algunos libros sobre la guerra y su estrategia y, a comprender, que con dos o tres excepciones las guerras y quienes las promueven son estúpidas cualquiera que sea la índole que se esgrima como razón de ser. Mas grave es el caso de las guerras intestinas de donde se pasa de la estupidez a la locura: El poder lleva a algunos hombres llevados ciegamente por la codicia, la ignorancia, el ego, el aburrimiento, la imposición de terceros por deudas o amenazas, o la pertenencia a algún credo incomprensible, a cometer errores colosales en nombre de su megalomanía , jugando alegre e imprudentemente con la historia de sus países generando costes astronómicos en pérdidas de vidas y de dinero público y privado llevando a los países que lo sufren a la destrucción total.
De todas las guerras que se han producido en la historia la mayoría han sido malas e inútiles, se cuentan con los dedos de una mano las que han sido útiles, y las hay que, definitivamente, jamás debieran haber comenzado. Y estas, en su totalidad, pertenecen al apartado de guerras internas y tendrían que haber seguido siendo febriles intentos de hombres trastornados.
Hoy las estanterías de las bibliotecas y las librerías están llenas de obras sobre las guerras pero, para ser razonables, solo podemos citar, si no investigamos más, una guerra buena: La segunda guerra mundial, en la que se lucho por razones justas y se obtuvo una victoria moral justa. Todas las demás Griegos, Romanos, Napoleón, El Imperio Británico, Iraq, Grenada, Afganistán, África, América Latina, Asia etc, etc, no han sido sino grandes fiascos a pesar de que, en las estanterías se encuentren centenares de libros que nos hablan de victoria, desde luego, porque querámoslo o no, son los vencedores quienes escriben la historia y a nadie le gusta escribir de sí mismo una mala reseña. Debo agregar, en beneficio de los perdedores, que es extremadamente duro escribir un libro cuando se ha pasado hambre, sangre y miseria, asaz la dosis de vergüenza que atenaza al perdedor. Menos mal que existen historiadores independientes y objetivos que salvan la verdad arrebatándosela a las garras de quienes quieren usarlas como parte del botín de guerra.
Pero siempre sacaremos buenos ejemplos de nuestros errores. Cada guerra estúpida proporciona buenas lecciones al ciudadano medio . Todo el mundo necesita aprenderlas porque las exigencias del mundo en que nos ha tocado vivir así lo exigen, hay demasiados intereses en juego y casi todos atentan contra nuestra supervivencia.
Del estudio de las guerras estúpidas resulta una evidencia clara: Los políticos megalómanos han tenido una tendencia peligrosa a actuar como generales y muchos generales, de la misma laya, a actuar como políticos y de este perverso cruce de intereses y malos entendidos han resultado las más graves transgresiones. Por desgracia, para algunos Políticos y Generales, hacer la guerra se convierte en un fin en sí mismo, una receta segura para amparar latrocinios y atrocidades ventajosas solamente para sus propios intereses y en detrimento del bienestar general de la población que los padece.
Pero hay más. La tendencia más inquietante de las guerras intestinas, las mas estúpidas por cierto, es que son difíciles de terminar. Una vez empezadas, normalmente como consecuencia de la estupidez de sus actores animados por objetivos irreales y abyectos, los actores de ambos bandos se niegan a terminar con las matanzas, bien porque no quieren admitir las razones estúpidas que desencadenaron el conflicto, bien porque a los señores de la guerra les beneficia económicamente la destrucción, o bien porque terceros se interponen por intereses espurios a que el conflicto termine.
Por todo lo anterior los invito a llenarse de razones leyendo todo lo que encuentren sobre las guerras, tanto del pasado como del presente, escogiendo aquellos autores objetivos e independientes que les permitan una mejor valoración de los conflictos. Recuerden que quienes cantan la victoria alborozados, son los vencedores, y ellos, jamás nos dirán toda la verdad.
Por último, la guerra que se libra en Colombia, esa guerra estúpida e inútil, la han mantenido viva las Oligarquías colombianas y sus sucesivos gobiernos, liberales y conservadores, sin importarles el deterioro paulatino de la red social y del país en general. Las condiciones de la guerra como es normal han ido cambiando a través del tiempo y se han ido adaptando a los requerimientos reales del conflicto, extremándose cada vez más su violencia, porque en cualquier conflicto de larga duración los principios y valores morales terminan por deteriorase siendo el crimen y el asesinato la única razón de ser para los combatientes, mientras que los dirigentes se reparten a manteles los beneficios del conflicto.
Conciudadanos, quería hablarles de paz pero no encontré mejor medio que la guerra para que reflexionen sobre la paz.. Entiendo que no estén de acuerdo con el gobierno santos, yo tampoco lo estoy, pero apoyare su decisión de luchar por la paz , en el entendimiento que, alcanzado este objetivo, tendremos un país que regresa a la normalidad, porque lo que hoy tenemos es un país al borde del abismo, una niñez y juventud sin futuro, un presente de miseria y unos políticos, banqueros y comerciantes facinerosos lucrándose de la guerra.
Carlos Herrera Rozo.