Ayer estaba sentada en una cafetería de un patio de comidas esperando a una amiga y sin querer escucho la conversación de tres hombres de avanzada edad que se habían encontrado al parecer después de mucho tiempo.
Aunque quisiera no prestarles atención era imposible, porque uno de ellos —orgulloso y en voz bien alta— le contaba a los demás que se separó de su mujer y luego de un tiempo, ya con 58 años encontró otra media naranja, un bomboncito de 22 años con todo justo en su lugar, nada le faltaba.
Lógicamente todos —con más de 60 años, diría que casi 70—, quedaron impresionados de su hazaña y se sentaron juntos a recordar los viejos tiempos...
Al cabo de un rato llegó la jovencita pechugona con tres bolsas de compras, saludó a todos, dejó la carga al costado de su sexagenario marido, le dio un beso, batió las pestañas y contoneando las caderas se alejó a hacer más compras. Uno de sus amigos se le abalanzó asombrado y le preguntó cómo consiguió la proeza de obtener un mujerón de ensueños tan encandilada y aparentemente enamorada.
El orgulloso marido con la mayor calma les dijo:
—Me he dado cuenta de que para mantener una óptima y excelente relación con cualquier mujer, lo más importante es... ¡¡dónde le das el beso!!
Los amigos se quedaron de una pieza e inmediatamente con ansiedad morbosa le preguntaron:
—Y bueno, ¿dónde la besas?
Sin perder su compostura el amigo les respondió:
—En París, Londres, Roma, New York, Tahití, Miami, Cancún, Dubai...
(No sean mal pensad@s, jajajaaa)
Bueno, hablando en serio, de mujer a mujer... "allí" donde pensaron también es importante. Y todos los hombres deberían saber, que "Cuando hay lengua y dedo, no hay viejo al pedo"
Grace Lloper
Fuente: www.facebook.com
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