Probablemente, la desesperación de Abdul Halim Attar era invisible para las muchas personas que pasaban por esa concurrida avenida de Beirut. Abdul, refugiado palestino, se movía entre los carros intentando vender unos bolígrafos plásticos. Lo diferente, esta vez, es que Abdul hacía todo esto mientras cargaba a su hija, de unos cinco años, profundamente dormida.
Para alguien, aún anónimo, Abdul mereció más que una mirada fugaz. Le tomó una foto y la compartió en Internet. Como dice BBC, medio que compartió la historia, "la imagen es visiblemente conmovedora". Es que a leguas se nota la consternación de Abdul.
El islandés Gissur Simonarson (@GissiSim) vio la foto compartida y la tuiteó desde su cuenta, que en ese momento contaba con unos seis mil seguidores, solicitando ayuda para encontrar al hombre. Acompañó el mensaje con una etiqueta conmovedora y significativa: #BuyPens (#ComproBolígrafos). El tuit decía así: "Gotten a lot of requests to help this man and his daughter. Anyone know people in Beirut able to locate him? #BuyPens" (He recibido gran cantidad de solicitudes para ayudar a este hombre y su hija. ¿Alguien sabe en Beirut como podría localizarlo? #ComproBolígrafos
Como las redes sociales hacen milagros modernos, en media hora supo dónde localizarlo. Pero Simonarson no se quedó allí: abrió una cuenta en Indiegogo para recaudar fondos para ayudar a Abdul a "iniciar una nueva vida" y, en un día, recibió 70.025 dólares provenientes de 2.445 personas de diversos países como Reino Unido, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Suecia, Canadá y Australia. En los primeros 25 minutos, 58 personas aportaron un total de 4.845 dólares; en tres horas, 431 personas habían aportado 15.260 dólares; en 12 horas, 1203 personas habían dado 38.466 dólares y en 19 horas, el monto ya iba por 50.454 dólares de 1706 personas.
Abdul lloró cuando supo que miles de personas en el mundo habían reunido 70 mil dólares para ayudarlo. Si lo usa bien, los 70 mil dólares definitivamente le darán una base para lograr una mejor vida para su familia, compuesta por Reem -la niña a la que cargaba-, su esposa y otro niño pequeño. Todos se han convertido en una celebridad en Beirut en estos días pues han sido entrevistados por varios medios de comunicación, incluso televisivos.
Simonarson confiesa, por su parte, que le impactó la rápida y generosa reacción de la gente. "Les gusta saber que pueden ayudar a alguien", dice al respecto. Es cierto que se trata del toque de Midas de las redes sociales: a veces tocan a alguien, y lo convierten en oro. Pero, atrás de esa riqueza súbita, hay alguien con corazón que mueve esa ayuda. Ya no hace falta ser un súperheroe para hacer cosas grandiosas.
Fuente: www.eluniversal.com