Hace exactamente un año, Shelly Cawley estaba en las últimas. Los médicos ya habían perdido las esperanzas y habían recurrido al respirador mecánico a la expectativa de ver cómo podía evolucionar la paciente, que recientemente había sido madre.
En un momento, como si se hubiera iluminado y sin tener nada para perder, Ashley Manus, enfermera del hospital de Carolina del Norte donde Shelly estaba internada, sugirió a los médicos y a la familia que volvieran a unir a la madre con su recién nacido. "Esperaba que en algún lugar, bien en el fondo, Shelly estuviera ahí y pudiera sentir y oir a su bebé. Que su instinto materno saliera a relucir y le dijera 'este es el lugar donde tengo que estar'."
Una vez reunidos, sucedió el milagro. Apenas al lado de su madre, Rylan comenzó a llorar y Shelly rápidamente comenzó a mostrar signos vitales. "Podíamos ver un movimiento en el monitor", explicó la enfermera. "Sabíamos que en algún lugar ella estaba escuchándolo".
"Fue el llanto de Rylan lo que hizo que Shelly decidiera volver para luchar. Tengo a mi esposa de nuevo conmigo" contó Jeremy Cawley.
Según informa el Washington Post, a Shelly solo le tomó una semana recuperarse completamente se su situación, sin ninguna lesión permanente..
Fuente: www.lanacion.com.ar