Con alarmismo y desinformación El Espectador contribuye a una campaña agresiva de una vacuna letal

 
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En su editorial de enero 22, El Espectador presenta su caso a favor de la vacuna contra el VPH, Gardasil, desde el punto de vista médico institucional y burocrático, pero sin presentar ninguna investigación objetiva acerca de los efectos negativos que ha tenido el Gardasil a nivel mundial, tampoco presenta el punto de vista de las víctimas de la vacuna en Colombia, lo que es más, ¡convenientemente las ignora!



Con alarmismo y desinformación El Espectador contribuye a una campaña agresiva de una vacuna letal

(Ver: http://www.elespectador.com/opinion/editorial/miedos-matan-articulo-612189)

El Espectador no podría haber salido en peor momento en defensa de esta vacuna, cuando se acaban de publicar serias acusaciones acerca de la seguridad de las vacunas contra el VPH y sobre posibles actos criminales de encubrimiento de la falta de seguridad de las mismas por altos funcionarios de sistemas de salud mundiales.
 
El Dr. Sin Hang Lee, MD, Director del Laboratorio de Diagnóstico de Milford,  Connecticut, envió una carta abierta el pasado 14 de enero a la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dra. Margaret Chan, denunciando:
 
“Como médico y científico, le escribo para presentar graves preocupaciones con respecto a la conducta de algunos miembros del GACVS*, la Organización Mundial de la Salud, el CDC** y otros profesionales científicos/de salud durante el tiempo poco antes de la audiencia pública sobre Seguridad de las Vacunas contra el VPH, que se celebró en Tokio, Japón, el 26 de febrero de 2014. Ha llegado a mi posesión documentación que me lleva a creer que varios individuos y organizaciones deliberadamente se empeñaron en engañar a las autoridades japonesas sobre la seguridad de las vacunas contra el  virus del papiloma humano que se están promoviendo en ese momento.” (Ver queja:
(http://sanevax.org/hpv-vaccine-safety-an-illusion-maintained-by-suppression-of-science/)
(GACVS*: Comité Asesor Global sobre Seguridad de las Vacunas; CDC**: Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades Infecciosas-en USA-)

En la carta de 15 páginas, el Dr. Lee, explica por medio de correos electrónicos obtenidos a través de un acta de libertad de información en Nueva Zelanda, cómo altos funcionarios de las entidades señaladas organizaron un complot para encubrir serias dudas existentes acerca de la seguridad de las vacunas contra el VPH.
 
En la carta, el Dr. Lee afirma que funcionarios de salud de los Estados Unidos, Canadá, Japón y la OMS, sabían que las vacunas contra el VPH causan una reacción inflamatoria mayor que la de otras vacunas, y que a pesar de esto afirmaron que las vacunas eran seguras. El Dr. Lee explica cómo ciertos químicos contenidos en estas vacunas causan la liberación de citosinas o proteínas llamadas “factor de necrosis tumoral” (TNF, por sus siglas en inglés), las cuales pueden ocasionar toda una serie de reacciones negativas en el cuerpo humano e incluso la muerte.

Acudiendo a titulares alarmistas e infundados, El Espectador intenta atemorizar irracionalmente a las mujeres para que usen esta peligrosa vacuna cuando afirma al principio de su editorial:

“Si la tasa de vacunación sigue en el 5%, eso significará que cerca de 80.000 mujeres morirán por no haber recibido la vacuna. Gravísimo y frustrante que se pierdan vidas innecesariamente.”

El editorial ignora por completo que existen alternativas reales, sin efectos colaterales (como la muerte), a la vacuna contra el VPH, por ejemplo las pruebas de Papanicolaou. El VPH NO es el equivalente a una sentencia de muerte por cáncer, ya que el 90% de las personas que contraen el virus se curan naturalmente del mismo en el curso de dos años y solo un mínimo porcentaje de las mujeres que contraen el VPH pueden llegar a desarrollar lesiones precancerosas (si el VPH es en verdad lo que produce el cáncer). Además, las lesiones precancerosas se pueden detectar mediante pruebas de Papanicolaou y pueden ser curables.


La afirmación de El Espectador es una gran especulación sin ninguna base científica, ¿cómo se pueden morir 80.000 mujeres por no vacunarse cuando NO se ha probado que la vacuna haya prevenido NI UN SOLO cáncer cervical? Lo que es más, la vacuna es tan insegura, que sí ha producido cánceres reales en mujeres vacunadas en vez de prevenirlos: Ver por ejemplo:

https://vactruth.com/2012/05/13/gardasil-may-cause-cancer/


En verdad la baja en la tasa de vacunación es una gran noticia, ya que 95 de cada 100 niñas y jóvenes no estarán a riesgo de los efectos colaterales del Gardasil. Para El Espectador los efectos colaterales de la vacuna no existen, no se preocupa en investigarlos, no los menciona, haciéndose cómplice de una campaña de promoción de una vacuna insegura, peligrosa y que ha causado muertes.

En el caso de Carmen de Bolívar, donde cientos de niñas fueron afectadas con síntomas serios por la vacuna, El Espectador insiste en citar un desprestigiado estudio del INS, en el que afirma que el caso de Carmen de Bolívar se debió a una enfermedad psicogénica masiva, lo cual fue criticado por investigadores tan prestigiosos como el doctor Yehuda Shoenfeld en su paso por Bogotá el año pasado:

“Aunque se sabe que a veces hay reacciones de pánico, especialmente entre las mujeres, es muy poco probable que los síntomas presentados tras recibir la vacuna se deban a razones psicológicas, especialmente si se tiene en cuenta lo que está pasando en diferentes partes del mundo con las mismas señas y síntomas.

“Si hay un caso o una avalancha de casos, esto hay que investigarlo de la manera adecuada. Decir que es algo psicológico o viral, no es suficiente, se necesita que científicos de diferentes disciplinas lo analicen. Al respecto, está el caso de una jovencita a quien le aplicaron la vacuna y se sintió enferma después de la segunda dosis, un médico la examinó y encontró que tenía el puso irregular. Ella se acostó y murió. ¿Fue la vacuna la que causó esto?

“Hay demasiados casos que no son diagnosticados ni investigados, deberían ser investigados. En mi opinión, en cinco o 10 años habrá tantos casos que la vacuna contra el VPH será sacada del mercado o las compañías puede que hagan cambios significativos que afecten diferentes substancias que causan estos efectos secundarios. Se debe hacer”.

La vacuna contra el VPH, Gardasil, es ya un escándalo a nivel mundial, con cientos de muertas, miles de afectadas con enfermedades autoinmunes o fallas ováricas. Todas estas enfermedades presentadas en niñas que estaban perfectamente sanas antes de la aplicación de la vacuna. Ya hay casos de afectadas, reportados por todo el mundo: en Dinamarca, España, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, México, Colombia, Argentina, Chile… la lista es interminable. El Espectador NO menciona ninguno de los posibles efectos adversos de la vacuna, por ejemplo, las fallas ováricas, las cuales ya se han presentado en Colombia y eso significa que las niñas afectadas JAMÁS podrán tener hijos. De hecho, es una forma de esterilización y de control de población, donde las víctimas jamás fueron avisadas de este posible efecto de la vacuna. Un procedimiento enteramente totalitario. Resulta irónico que a El Espectador esto no le parezca ni “gravísimo ni frustrante”, según sus propias palabras.

Dice El Espectador al final de su editorial:

“Es momento de recuperar el debate público sobre el VPH y reencaminar la política de vacunación. El miedo no puede condicionar el futuro de las mujeres colombianas.”

Y, ¡eso es exactamente lo que trata de hacer El Espectador, “condicionar con miedo el futuro de las mujeres mujeres colombianas”, pero para lo peor. La información que da El Espectador acerca de los peligros de la vacuna es CERO, la información objetiva acerca de los supuestos beneficios de la misma es CERO, su supuesta información consiste en causar temor para que las mujeres se vacunen como ovejas con un producto peligroso, que ya ha causado muertes, miles de enfermedades y que los gobiernos irresponsablemente se niegan a tratar.

Las acusaciones del Dr. Sin Hang Lee deberían ser suficientes para detener de inmediato esta vacuna e iniciar una investigación seria acerca de la corrupción con la que se han ocultado sus efectos colaterales. El Espectador debería estar avergonzado de ser de hecho parte de este círculo de corrupción por no informarse y por desinformar a las mujeres acerca de una vacuna peligrosa que a muchas les ha costado la vida o que ha convertido sus vidas, así como las de sus familias, en una tortura cotidiana.

La vacunación no ha bajado en Colombia por miedo irracional sino porque muchas mujeres ya están informadas de los posibles efectos letales de la vacuna. El gobierno infunde el miedo de un posible cáncer cervical para que se use una vacuna que nadie sabe si previene ningún cáncer (eso se sabrá en 20 o 30 años), pero de la cual sí se sabe que ha causado cientos de muertes y miles de enfermedades a nivel mundial. El miedo informado es un miedo racional. El miedo sin información es un miedo irracional, como el que usan el gobierno y los medios de comunicación para que las niñas y las mujeres se vacunen con un producto que las puede dejar muertas o enfermas por el resto de la vida.

Según el Dr. Shoenfeld, anteriormente citado:

“Muchas de las vacunas contienen adyuvantes, y uno de esos adyuvantes es el aluminio. Hay algunas vacunas, y se sorprenderán ustedes, que no creo que sean necesarias ni han mostrado que sean beneficiosas y que pueden tener efectos dañinos. Como con cualquier droga que se le recete a un paciente, debemos tener en cuenta si ciertas vacunas son necesarias. Si los efectos negativos son mayores que los beneficios, la vacuna no debe ser recetada”.

Para el doctor Shoenfeld, la vacuna contra el VPH cae dentro de la categoría “si los efectos negativos son mayores que los beneficios, la vacuna no debe ser recetada”, tal como se ha demostrado en Colombia, donde cientos de niñas están sufriendo enfermedades autoinmunes causadas directamente por la vacuna.

No en vano la vacunación cayó a un 5% en Colombia, los testimonios de las víctimas son más dicientes que la propaganda oficial acerca de la vacuna. Como ejemplo de lo anterior tenemos este par de videos de víctimas de la vacuna, el primero de ellos de una niña que dijo antes de morirse que la vacuna sería la causante de su muerte.

https://www.youtube.com/watch?v=1L1cewRZEGU


https://www.youtube.com/watch?v=Il153ZdSSd0


El Espectador está actuando como promotor de una campaña de vacunación que puede llevar a la muerte y a enfermedades innecesarias. Su ignorancia de los hechos no es excusa para que sea de facto cómplice de una multinacional que no puede ser demandada (Merck) porque goza de inmunidad en los Estados Unidos, pero a cuyo nombre ese mismo país ya ha pagado más de seis millones de dólares a las víctimas del Gardasil.

El Espectador en su editorial ignora la evidencia científica disponible acerca de la vacuna Gardasil y los daños colaterales que causa, la corrupción que la rodea y a las víctimas mismas de una vacuna innecesaria e insegura que debe ser parada de inmediato. Las víctimas de la vacuna deben ser tratadas, ya que se les está negando el tratamiento debido por ignorar que fueron víctimas de la vacuna. Además, las víctimas y sus familias deben ser compensadas por todo el sufrimiento innecesario, por haberles hecho añicos sus vidas y en algunos casos, por negarles el derecho a la vida, causándoles la muerte.


Fuente: www.las2orillas.co
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