Y ahí estabas vos, ahí siempre estuviste. No sé porque antes no te había mirado de esta manera.Me bastaría con contarte que la primera vez que te vi se me retraso el tiempo,se desacelero. Por unas milésimas de segundo solo me dedique a observarte. Tus ojos, mejor dicho tu mirada. Tenías esas miradas fuertes que a uno lo atraviesan. Tu espalda, la forma de tus brazos. Tu cuello y tu manera de mover las manos cuando hablabas. Esa noche por ejemplo conocía a un grupo nuevo de gente,iba saludando y saludando hasta que de repente mire al próximo que iba a saludar y me basto con solo un segundo para darme cuenta lo hermoso que eras y como tu belleza cegaba por un instante todo lo demás, aunque rápidamente tenía que volver a caer en la realidad para que no lo notes.
En vano igual, porque desde que te mire vos lo sabías, yo lo sabía, y era solo cuestión de tiempo para que estemos juntos, nos rocemos...nos aproximemos.Aunque las mujeres como yo siempre hacemos lo imposible para que esto no se note, ambos lo sabemos.
Con el pasar de las horas, la noche o los días esa mirada inconsistente cada vez que se cruzaba con tus ojos era más intensa. Con la mirada yo ya te besaba, te acariciaba y hasta lo sentía. Seguramente vos lo sentías al igual que yo, cada vez que te miraba.
Hasta que en cierto momento llego el beso. E indefectiblemente la mirada se hizo cada vez más normal, y en cuanto otra persona apareció y se hicieron realidad todas aquellas primeras visiones, yo me quedé con lo real.
Pero suele pasar a veces que esas miradas no se terminan, o nunca llegan siquiera...al beso. Y eso es lo que más me llama la atención y a lo que refiere esta historia. Por más loco que suene pareciera que hay ciertos canales que nunca concluyen (por esas cosas raras del destino). Y ahí comienzan las dudas... ¿Porque no me di cuenta antes? ¿Porque deje de prestarle atención a esto? ¿Porque no me anime? ¿Será que todavía se podrá cruzar ese canal? Sí, siempre es si.La pregunta ahora es como atravesar este canal, porque las miradas ya no cargan solo con el beso. Las miradas ahora cargan con el después. Es mirarte y pensaren que pasara después de besarte, mirarte y pensar como me tocarías mientras me besas, mirarte y pensar como te acariciaría mientras dormís, imaginarme que bares recorreríamos por la noche, adivinar cuantos cielos miraríamos juntos, acertarle a que forma tendrá aquella nube, preguntarte porque esa estrella brilla más, las peleas, las condescendencias, los arreglos, los abrazos, como te tomaría la mano,cuantas veces correría a besarte. Es mirarte y preguntarte porque no me detuviste a tiempo y me besaste antes de renunciar a vos. Es mirarte por un segundo donde el tiempo se retrasa, se desacelera.
Y todas estas cosas atraviesan y cargan mi mirada. Y te evito, para que no veas todo mi carga. Hasta que de repente, e indefectiblemente las miradas se cruzan y nuevamente me basta solo un segundo para darme cuenta lo bello que sos y como tu belleza ciega por un instante todo lo demás y tengo que volver a caer en la realidad para disimular, para que no lo notes.
En vano igual, porque desde que te mire vos lo sabías, yo lo sabía, y era solo cuestión de tiempo para que estemos juntos, nos rocemos...nos aproximemos.Aunque las mujeres como yo siempre hacemos lo imposible para que esto no se note, ambos lo sabemos.
Y ahí estaba vos, ahí siempre estuviste. No sé porque antes no te había mirado de esta manera. Mejor no te miro más.
Autora: Lihuen Pavisich
