Las mentiras de los niños pueden y suelen comenzar de manera inocente. Los niños empiezan por pequeñas mentiras sin importancia, pero pueden generalizarse. Es muy importante actuar ante las mentiras, evitando que se conviertan en un problema, ya que cuando forman parte del repertorio habitual de los niños traerán consecuencias para su autoestima, relaciones sociales, bienestar, etc.
10 consejos para enfrentarnos a las mentiras de los niños
Existen diferentes tipos de mentiras. En los niños menores de 5 años, predomina el pensamiento mágico y es normal que les cueste diferenciar entre realidad y fantasía. Si el niño, por ejemplo, te dice que ha visto un unicornio, no será una mentira intencionada, puesto que probablemente para él será verdad. Es aconsejable no prestar atención a este tipo de mentiras, con el tiempo irán remitiendo sin más. En cambio, no rías ni permitas aquellas otras mentiras intencionadas en las que el niño diferencia claramente entre la verdad y la mentira. Por ejemplo, el niño que hace algo mal y cuando le preguntamos nos dice que él no ha sido. Estas mentiras pueden ser piadosas y no tener mucha importancia, pero si se las pasamos el niño aprende que mentir le sirve para salir de un problema.
1. Evita las mentiras. Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que les decimos. Si observan que los adultos cercanos mienten con frecuencia, tenderán a imitar esa conducta y comenzarán a mentir con asiduidad.
2. Deja que los niños hablen y se expliquen sobre todo ante temas delicados. Cuando quieras saber que ha pasado con algo, deja que se explique aunque le cueste reconocer sus errores y faltas. En ocasiones nos anticipamos a lo que quieren decir, porque sabemos lo que ha ocurrido y no queremos hacer pasar por un mal trago. Si no dejamos que ellos mismos aprendan a decir la verdad aunque les cueste, tal vez no lo harán nunca.
3. No pidas al niño que mienta por ti. Son muchas las ocasiones en las que sin darnos cuenta de nuestra influencia pedimos al niño que mienta. Por ejemplo, cuando nos llaman por teléfono y le pedimos que diga que no estamos en casa. Al hacer esto, el niño recibe el mensaje de que mentir está bien para evitar algo que no nos gusta o salir de problemas.
4. Respeta la privacidad del pequeño. A veces intentamos saberlo todo y ellos también necesitan su intimidad. Al presionarle para que nos cuente todo puede que estemos provocando que nos mienta.
5. Crea un clima de confianza y seguridad, donde el niño se sienta aceptado. De este modo no tendrá la necesidad de mentir para proteger su autoestima.
6. Refuérzale cuando diga la verdad. Hazle saber que ha hecho bien. En lugar de castigarle por algo haya hecho mal, cuando el niño sea sincero prueba a intentar arreglar su error, a corregirlo juntos. De este modo el niño aprende que sus actos tienen consecuencias de las cuales él es el responsable, y aprende que decir la verdad es bueno para él.
7. Cuando mienta no le permitas que se salga con la suya. En muchas ocasiones mienten para conseguir lo que quieren o para evitar algo que no quieren. Por ejemplo, cuando nos dicen que les duele la tripa para no comer. En estos casos no permitas que consigan su objetivo con la mentira, pídele que coma más despacio, que mastique tranquilo, que beba agua, etc.
8. Cuando sepas que el niño está mintiendo no le descubras. Vuelve a preguntarle, puedes decirle algo así "¿estás seguro?, piénsalo bien a lo mejor se te ha olvidado algo..." Y déjale que se explique, dale la oportunidad de ser sincero antes de descubrir su mentira. Y en todo caso a solas con el niño y sin ridiculizarle en público habla con él y explícale que sabes que ha mentido. No critiques al niño, sino a la mentira.
9. Explícale las consecuencias negativas de las mentiras. El niño debe conocer las repercusiones que la mentira puede tener en su vida, en su entorno, en sus relaciones sociales, etc.
10. Refuerza su autoestima y acéptale tal y como es, para que no necesite mentir.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en Pedagogía y Psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende.
Fuente: www.hacerfamilia.com