En Venezuela fueron asesinadas en el año 2013 unas 24 mil personas. Al menos ése es el promedio que manejan distintas ONG´s. Hasta el momento no existen cifras oficiales.
El problema de la violencia se expande como pandemia que mantiene permanentemente enlutadas a familias venezolanas. Según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), “Venezuela cerró con una tasa conservadora de 79 homicidios por cada 100 mil habitantes”, una cifra mucho más alta que el promedio mundial de asesinatos que representa unos 8,9 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
Recientemente el asesinato de una actriz y ex Miss Venezuela – junto a su esposo de nacionalidad irlandesa – suscitó una especie de histeria social que hizo sonar las alarmas dentro del gobierno y ha sentado en una misma mesa a chavistas y opositores, para enfrentar conjuntamente el tema de la inseguridad, todo esto a menos de tres días de los homicidios mencionados.
En este caso en particular las autoridades han sido muy rápidas en las investigaciones y detenciones, muy probablemente impulsadas por la relevancia que este hecho ha tenido en medios nacionales, internacionales y en redes sociales.
Sin embargo, homicidios como el de Maykel José Reyes, un trabajador de 25 años que residía en Guatire en el estado Miranda, o el asesinato de Pedro Zambrano, indigente de la ciudad de Maracaibo en el estado Zulia, los procesos investigativos no serán igual de eficaces. De hecho existe una gran probabilidad que estos hechos queden impunes. La impunidad es una de las raíces más profundas de la violencia que se vive en el país.
El valor de la vida
La muerte de un ciudadano común en Venezuela cuesta de 2 mil a los 20 mil bolívares, el sicariato ya es una constante que a diario sesga vidas. La ausencia de diálogo entre los venezolanos pasa desde lo macro en la política aumentando la polarización y llega hasta una persona concreta que decide matar a otra por un desacuerdo, en muchas ocasiones sin ni siquiera mediar palabras.
La población se ha ido adaptando a las “dinámicas criminales” que, sin duda, han marcado precedentes en el comportamiento social, dejando de frecuentar lugares, evitando prácticas como salir de noche, o el nacimiento del fenómeno llamado “motofobia”, entre otros aspectos que han llegado a cambiar los “principios” del venezolano.
Es así como una gruesa parte de la población cree en “la pena de muerte”, de manera indirecta o directa, que una persona mate a otro, pasando por la autoría intelectual, los que piensan que los criminales deben ser masacrados si los encuentran in fraganti, culminando en algunos que verían con buen ojo un exterminio en las cárceles del país.
Todas estas creencias reflejan el resquebrajamiento del valor universal más importante: el derecho a la vida. Un dato un tanto curioso afirma que durante el 2013 las peleas (a puñetazos) disminuyeron considerablemente, tal vez respondiendo a la necesidad personal de preservar la vida, y es que la mayoría de las peleas terminan en balas.
¿Será que en Venezuela la vida tiene distinto valor, dependiendo de lo que sea una persona?
Y aunque es evidente que la violencia es quizás la debilidad más importante en todos los niveles de gobierno, más evidente se hace que la violencia es una debilidad de todos venezolanos.
Zonas de “guerra”
Los homicidios siguen produciéndose más en las principales centros poblados. El municipio más violento del país es justamente el municipio Libertador perteneciente a las Gran Caracas, su tasa es de “122 homicidios por cada 100 mil habitantes”.
En cuanto a los estados más violentos encontramos Miranda con una tasa de “100 asesinatos por cada 100 mil habitantes, Aragua tiene 92 p/c 100 mil personas, Delta Amacuro con 87 p/c 100 mil personas y Vargas con 83 p/c 100 mil habitantes” (OVV).
La forma de asesinar continúan siendo atraco, sicariato y enfrentamientos.
“Todos contra la violencia”
Aunque el número de homicidios del pasado año aumentó con respecto al 2012, estadísticamente la tendencia disminuyó. La aplicación del Plan Patria Segura con la salida de militares a las calles, parece haber dado algunos frutos, aunque no parece ser suficiente ya que los niveles tan solo descendieron un poco.
Habrá que esperar los resultados de los planes surgidos en la reunión llevada a cabo entre gobierno nacional, regional y municipal. Entre las decisiones adoptadas se creó el “Instituto para la Atención de Víctimas de Violencia Criminal”, y entre las propuestas se habló de un “Plan de Pacificación Nacional para 2014”.
Pero lo más destacable es que por segunda vez en menos de 15 días, los dos bandos políticos se han sentado a discutir de manera conjunta. Esta disposición de ambos en combatir la violencia quizás marque un precedente en los niveles de criminalidad e incluso podría marcar un precedente para la apertura del dialogo, necesario en el país.
“Es doloroso la muerte no solo de la actriz y su esposo, sino de cualquier venezolano que caiga por balas. Nos duele y nos enluta”, decía Miguel Rodríguez Torres, ministro de Interior, Justicia y Paz. El propio ministro encargado, entre otras cosas, de la seguridad ciudadana, confirma el luto permanente que de momento viven los venezolanos.